Culiacán, Sin.– La Base Aérea Militar número 10 volvió a convertirse en punto central de la seguridad en Sinaloa. Este miércoles, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, encabezó junto con los titulares de la Sedena, Semar y Guardia Nacional una nueva reunión con el gobernador Rubén Rocha Moya y empresarios locales. Se trata de la cuarta visita en menos de dos meses, parte del compromiso presidencial de sostener encuentros periódicos para evaluar estrategias y mantener interlocución directa con el sector productivo.

Desde temprano, un fuerte dispositivo militar y de corporaciones estatales resguardó la llegada de funcionarios y líderes empresariales a la instalación ubicada junto al aeropuerto de Culiacán. Al filo de las 9:00 de la mañana, Rocha Moya arribó para recibir a los representantes del gabinete de seguridad, quienes esta vez insistieron en revisar avances y ajustar líneas de acción frente a la violencia que desde hace un año mantiene en vilo a la entidad.

La presencia de García Harfuch, del general Ricardo Trevilla Trejo (Sedena), del almirante Raymundo Morales Ángeles (Semar) y del comandante de la Guardia Nacional, Hernán Cortés Hernández, busca enviar un mensaje claro, el gobierno federal no soltará a Sinaloa de la agenda inmediata.

 

El telón de fondo: un año de guerra intestina

La reunión ocurre justo un día después de cumplirse un año del recrudecimiento de la pugna entre facciones del Cártel de Sinaloa, los llamados Chapitos y los Mayos, confrontación que detonó en masacres, desapariciones y un incremento sostenido de la militarización en calles y comunidades. Desde entonces, la narrativa oficial ha subrayado golpes relevantes al crimen organizado, como detenciones y aseguramientos, pero en paralelo la población mantiene la sensación de vivir en un territorio bajo asedio.

En su primera visita, el pasado 20 de julio, García Harfuch habló de capturas y abatimientos de personajes clave. El 3 de agosto, la reunión giró en torno a medios de comunicación y sectores económicos, mientras que el 18 de agosto se presentó la entrega de patrullas y acuerdos para reclutar nuevos elementos a la Policía Estatal Preventiva. Esta cuarta ocasión, con la presencia otra vez de empresarios de distintos giros, parece orientada a cerrar filas entre gobierno y sector privado en torno a la estabilidad económica y social del estado.

 

El discurso y la expectativa

El compromiso de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo de enviar al gabinete de seguridad cada 15 días se ha cumplido casi al pie de la letra. Sin embargo, la periodicidad de las visitas no se traduce automáticamente en confianza social. Afuera de los muros militares, la ciudadanía exige más que despliegues tácticos, demandan certezas de que el clima de violencia no será permanente ni normalizado.

En esta dinámica, los empresarios juegan un papel central. Por un lado, son aliados indispensables para sostener la economía en tiempos de incertidumbre; por otro, han sido también víctimas directas de extorsión y amenazas. Su interlocución con el gabinete federal abre un canal de presión y, al mismo tiempo, de corresponsabilidad.

Por ahora, lo que queda claro es que el gabinete de seguridad seguirá aterrizando en Culiacán con una frecuencia inusual para cualquier otro estado. Y aunque las estadísticas oficiales presumen reducciones en homicidios dolosos, los sinaloenses saben que la guerra no se mide en números, sino en la posibilidad real de recuperar la tranquilidad cotidiana.

 

MÁS SOBRE HARFUCH EN SINALOA: