Porque nos urgen alientos de paz, la agenda cargada de eventos culturales para celebrar el 494 aniversario de Culiacán debe significar la esperanza de que los culiacanenses sí podemos recobrar la esencia y pertenencia de una ciudad que hemos perdido por la acción del crimen organizado.

Las artes son la vía más segura por las cuales la sociedad puede regresar a la civilidad, aparte de que las instituciones de seguridad pública hagan lo suyo para combatir la violencia que durante más de un año nos golpea, con mayor impacto en las familias ajenas a actividades delictivas.

Durante ocho días la perla del Humaya se llenará de música, teatro, lectura, artes plásticas, encuentros en el campo de las humanidades, conferencias, ciclos de cine y otras actividades recreativas en la indispensable jornada para realzar lo que en realidad es, más allá de coyunturas que intentan recalcarle la barbarie.

Los ciudadanos estamos llamados a involucrarnos en esta labor pacificadora y hacer notar la comunidad de las tenacidades, donde una abrumadora mayoría realiza esfuerzos al empujar la tierra de los once ríos hacia la legalidad, valores y armonía que desde el ejemplo fundacional prevalecen durante casi cinco siglos.

El rescate de Culiacán es posible hacerlo desde la cultura, educación, deporte y el trabajo lícito, contrapropuesta que haremos sin mayor demora. En memoria de las víctimas inocentes que deja este choque en el que persisten facciones del narcotráfico, demos a Culiacán un abrazo de cumpleaños que nos fusione en la construcción de paz positiva y duradera.