Este lunes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía publicó los resultados de la última Encuesta de Opinión Empresarial, correspondiente al mes de octubre. La confianza del empresariado mexicano en el panorama de negocios muestra una caída anual y mensual, colocándose en su peor resultado desde finales del 2022. De los cuatro sectores medidos, el comercial muestra los niveles más bajos de confianza.

Una caída en la confianza empresarial implica menos inversión privada, lo que genera la expectativa de menor generación de empleo y crecimiento económico.

El Indicador Global de Opinión Empresarial de Confianza se ubicó en 48.6 puntos y representó una caída de 0.8 puntos en relación con el mes anterior y de 3.4 puntos, en su comparación anual. Con este, zuman ocho meses en que el índice termina por debajo de los 50 puntos.

La encuesta toma en cuenta a empresarios del sector manufacturero, de la construcción, de servicios y del sector comercio; aunque todos muestran una caída anual en el indicador de confianza, es este último el que arrojó un peor resultado en comparación con el mismo mes del año pasado.

Dentro de los componentes de cada sector, a su vez, el comercio al por mayor expresó el mayor pesimismo de toda la medición, con una caída de 5.8 puntos en el indicador.

Otros subsectores que registraron un deterioro de expectativas mayor al promedio fueron la manufactura de equipo de transporte; la fabricación de productos metálicos, maquinaria, equipo y muebles; los medios de información masiva; así como los servicios de transporte, correos y almacenamiento.

¿Por qué cae la confianza empresarial?

 

La encuesta de confianza no ahonda en las situaciones que preocupan a cada sector, sin embargo, en el último año, el panorama de negocios mexicano se ha visto atravesado por varias situaciones que levantan incertidumbre.

Entre los primeros lugares de las preocupaciones de la Encuesta de Expectativas del Banco de México, se han posicionado aquellas relacionadas con el comercio exterior. Esto, luego que desde enero la agenda económica ha estado marcada por una política arancelaria estadounidense impredecible y caótica.

Con la administración Trump utilizando los aranceles como medida de coacción en las relaciones con sus aliados y rivales políticos, el futuro de la alianza entre México y su vecino del norte se ha envuelto en inestabilidad, con tarifas a los productos mexicanos que ya entraron en vigor y sus efectos se notan en la economía nacional.

De la mano con esto, está el debilitamiento evidenciado por los indicadores de consumo privado y actividad económica, que levanta dudas sobre el futuro de la demanda de bienes y servicios. En la encuesta de Banxico, además, no ha bajado el nivel de preocupación generado por la inseguridad como riesgo para el crecimiento.

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