En qué estarán pensando los senadores y diputados federales que representan a Sinaloa en el Congreso de la Unión, porque no dieron señales de que les importe la situación de inseguridad derivada de la guerra entre grupos del narcotráfico, ni el rescate de la economía estatal ante las afectaciones de la violencia en todos los ciudadanos y sectores productivos.

El presupuesto de egresos de la federación aprobado el jueves carece de apoyos extraordinarios para seguridad pública, agricultura, pequeñas empresas y fortalecimiento de la Fiscalía y Poder Judicial estatales que son los focos rojos encendidos y que cualquier ciudadano ve menos nuestros mal llamados representantes populares.

Excepto los legisladores priistas con presencia en la Cámara nacional, que sí realizaron planteamientos a favor de la ayuda emergente en Sinaloa, quizá los asambleístas de Morena omitieron esforzarse por los sinaloenses que a través del sufragio los sentaron en las curules, y se hallen más dedicados a defender proyectos políticos con miras a ocupar nuevos cargos o el refrendo de los que ocupan actualmente, sin temor a que reciban votos de castigo.

Debido a la debilidad económica, política y social en que se encuentra Sinaloa se esperaba la defensa férrea de los senadores y diputados federales y lo que resultó en los hechos es el apego a la línea presidencial cuyas prioridades marcan distancia de las necesidades del país, reincidiendo en el desamparo a un estado que pide auxilio y lo que  recibe indiferencia.

Sinaloa recibirá en 2026 un gasto federalizado de 66 mil174 millones de pesos, menor en 0.9 por ciento en comparación con el ejercido en 2025, sin consideración alguna de los recursos públicos que urgen para paliar las consecuencias de la narcoguerra de 14 meses de duración más los que se agreguen. Desidia o ineptitud de los parlamentarios sinaloenses, la verdad es que no sacan adelante al estado y lo que le asestan es otro empujón hacia el colapso.