Los partidos opositores al Movimiento Regeneración Nacional proceden a desenterrar hachas de guerra anticipándose a campañas sucias que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el ojo propio, como es el caso de la denuncia que el Partido Acción Nacional presentó contra la Senadora Imelda Castro acusándola ante el Instituto Estatal Electoral de proselitismo adelantado.

Si bien es cierto que podrían tener el sesgo de campaña o precampaña los recorridos que Imelda Castro realiza en diferentes puntos de Sinaloa, de igual manera resulta evidente que los aspirantes a cargos de elección popular de otras siglas políticas desarrollan de igual o distinta forma eventos que también serían considerados como promoción electoral fuera de los plazos permitidos.

Así sea evidente el propósito de conquistar votos, al PAN se le nota apresurado al acusar cuestiones que carecen de sustento en pruebas ya que le será difícil demostrar que los actos que realizan los posibles pretensos morenistas no son parte de informes que deben rendirle a la sociedad debido a la representación popular que ostentan en los aparatos legislativos estatal o federales.

Más allá de la denuncia de un partido y la notoria carga de parcialidad al notar la actividad política de la senadora Castro y cerrar los ojos frente al desbordado proselitismo adelantado de tantos, lo que resalta es la inacción de los órganos electorales para realizar la vigilancia y sanción que por ley les corresponde, vacío de autoridad que fomenta el oportunismo de la partidocracia.

 

Sean quienes sean, los aspirantes a cargos de elección popular que se definirán el 6 de junio de 2027, y los partidos que los patrocinan, tendrían que considerar la situación actual de Sinaloa donde los conflictos políticos son de última prioridad al requerirse de la unidad ciudadana para resolver el problema de la seguridad pública en crisis. Trátese de campañas sucias, fuego amigo o del enemigo en casa, las ambiciones de poder no caben ahora que los sinaloenses estamos ocupados en resolver cómo salimos de la violencia que nos asesta la narcoguerra.