Por: Ángel Alberto Leyva Murguía. Director de Investigación en Mexicanos Primero Sinaloa.
X/Twitter: @angelleyva21 @Mexicanos1oSin
Lograr la transformación y mejora de la educación va más allá de reformas constantes al sistema educativo para impregnar el sello del gobierno en turno. El éxito de su implementación depende de cómo se reflejan estos cambios en las aulas, las escuelas y las comunidades escolares, donde docentes y directivos desempeñan un papel trascendental; si éstos perciben las innovaciones como algo lejano, confuso o distanciado de la realidad, pueden ignorarlas, contradecirlas o simular. Sin embargo, si se sienten acompañados, con formación suficiente y encuentran sentido en su práctica cotidiana, la transformación puede concretarse en la vida escolar.
Desde la experiencia de los docentes y directivos, es claro que su aprendizaje profesional desempeñó un aspecto fundamental para entender y apropiarse de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Pese a las dificultades, muchos de ellos mostraron disposición para aprender y adaptarse, muchas veces sin las condiciones ni recursos adecuados para fortalecer su desarrollo profesional. Además, tuvieron que hacer uso de sus habilidades para resolver, con valentía y compromiso, los numerosos desafíos que planteaba esta nueva reforma educativa.
Uno de los mayores retos cuando comenzó a implementarse la NEM fue la falta de claridad y consistencia de la información, así como la falta de preparación para poder integrar y asimilar un modelo aplicado de forma muy apresurada. Si bien se reconoce que había muchos materiales, cursos y webinars disponibles en internet, la diversidad de interpretaciones, la incertidumbre y la sobrecarga de contenidos generaba confusión para aplicarlo. Esta desorientación no era exclusiva de docentes y directores, ya que ni siquiera las figuras de liderazgo como supervisores y Asesores Técnico-Pedagógicos conocían los nuevos procesos, temas y conceptos. El desconocimiento de las figuras que debían orientarlos y las exigencias de hacerlo en poco tiempo ocasionaron tensiones y desconfianza, ya que se sentían perdidos, pues ignoraban si su trabajo cumplía con las exigencias que se esperaban de ellos.
La preparación que tuvieron las figuras educativas fue insuficiente, desarticulada y tardía, y sin una estrategia adecuada, oportuna y pertinente para enfrentar los retos del nuevo modelo. Además, debido a que en las supervisiones escolares no se tenía la formación adecuada, algunos docentes recurrieron a investigar por su cuenta y a reflexionar con sus colegas para comprender mejor estos cambios y contar con las herramientas necesarias para aplicarlo en sus escuelas. Sin embargo, no todos tuvieron estos espacios de interacción y reflexión colectiva y tampoco estaban en las mismas condiciones ya que se evidenciaron brechas debido a la carencia de habilidades tecnológicas de algunos docentes.
Una de las mayores dificultades en los procesos de asesoría y acompañamiento fue la comunicación deficiente, la interpretación diferenciada y en algunos casos la imposición de visiones personales en el entendimiento de la NEM por parte de las autoridades inmediatas. Esto repercutió en que las orientaciones fueran vagas, se perdiera tiempo y se sumara mayor carga de trabajo a los docentes. Aunque no en todos los casos fue así, ya que también hubo acompañamiento efectivo, esto más bien se debió a la iniciativa y preparación personal de algunos líderes educativos para comprender la NEM. Fue claro que aprendieron sobre la marcha y, entre todos, hicieron el esfuerzo por impulsar el nuevo modelo, pese a su complejidad y las dificultades de su contexto.
Finalmente, la formación y el acompañamiento enfrentó el reto de contar con el acceso y disponibilidad de materiales para desarrollarlos. En este sentido, se afirma que las guías de apoyo, así como los libros llegaron tarde y fueron insuficientes para orientar a las figuras educativas, Asimismo, las condiciones de las escuelas, en donde se carecía de acceso a internet, computadoras y materiales impresos, también fueron algunas de las limitantes.
En conclusión, lograr procesos de formación efectivos que propicien el aprendizaje profesional docente fue un gran desafío en las comunidades escolares. La preparación insuficiente debido a la implementación de un modelo apresurado, la sobrecarga de información, las interpretaciones diferenciadas y la ausencia de materiales y recursos para profundizar en la NEM, fueron impedimentos en su implementación que deben irse ajustando y mejorando con el tiempo. La experiencia de los docentes y directivos muestra que la formación y el acompañamiento son importantes, pero se requiere un sistema articulado que permita a las figuras educativas apropiarse de los cambios y así poder aplicarlos adecuadamente en sus contextos escolares.
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