Ora sí… ¡¡Nos chingamos en el 2024!!. O, al menos tú que me lees; porque yo que estoy bien juiciosa escribiendo esto, aún es el 2024 y pues igual para cuando se publique ya me cafeciaron.
Pero bueno… aprovechando que aún hoy ando vivita y coleando -y con u, también-; que ésta, mi casa editorial que es Revista espejo no me ha corrido; que tú sigues allí el pie del cañón como leyente de esta, tu escribana favorita y que los fines de cada año, hay un no sé qué en el aire que se antoja y usa los recuentos, los ojalas, los propósitos.
Pasemos a nuestro pretil, jala una silla, sírvete café.
Antes de continuar, díganme, se los imploro: ¿Dónde está la Jirafa?… Somos un mal chiste, la neta. Pero, si hay que elegir entre la noticia de la Jirafa y la de la hielera con restos humanos (que ya no es la primera que dejan), pues fácil, prefiero que la notica sea que no pueden encontrar una jirafa de casi 4 metros. En medio de todo, reírnos de las pifias (sin profundizar) de la pérdida de la jirafa, ha sido un remanso.
Por cierto, plebes de Mazatlán, no se anden riendo así mucho, porque, así como en Culiacán tenemos la Jirafa prófuga, en que Mazatlán tiene la tirolesa ñenga, porque además de contaminante, cara, está pedorra. Tiro por viaje que se quedan a medio camino. Deberíamos hacer un concurso ciudadano de la pior acción/decisión gubernamental, no lo echen en saco roto.
Oigan, díganme, ¿Cómo les fue con el piche arroz con leche que la semana pasada les compartí la disque receta?…
Y también, platíquenme como les fue en noche buena-navidad, que comieron, que regalaron y a que les regalaron. A mí, entre otras cosas, me regalaron un pijama (a mí, que duermo bichi), una pulsera y un colguije de ave. Todo bien bonito. De regalo (entre otros), lxs hermanxs, les compramos a lxs sobrinxs un brincolín. Tienen encaramadxs en ese aparato desde el 24 por la tarde y al parecer no se van bajar jamás. Solo la vejiga y el estomago hace que se destrepen, pero una vez cubiertas las necesidades fisiológicas, a treparse.
Fíjense que, nosotrxs (más yo) no somos de muchas fotos, pero como me gusta (aunque ni reaccione) verles felices en las fotos, ver como aprecian lo que comen, los trapos que se pusieron, la familia, todo. No dejen jamás de compartirnos los ratos bonitos y más en medio de todo lo que ha estado pasando, esas fotos son un remanso. Que esta pandemia de inseguridad no nos arrebate el gozo, nos han quitado tanto, esto no, nunca.
Me gustó casi ni oír detonaciones de arma de fuego, esas que antes decían (los gobiernos) que era parte de la cultura, ahora dicen quesque, el que no tiran bala es resultado de las acciones de seguridad que han tenido. Pero ni lo uno ni lo otro. Como sea, es bien bonito no tener el temor de la bala perdida, de tener que meterte a las 12 bajo techo y desaprovechar una de las poquitas noches frías que vivimos en este municipio.
Y es que, hemos perdido tanto, que al menos la paz (dentro de lo posible) de esa noche, nos hace creer que vivir de otra forma aún es posible…
Pareciera que una se conforma con poco, pero nomás guachen: Hace días, unas vecinas y yo le caímos a cobrarle a otra vecina que tiene 4 semanas que no paga el préstamo grupal en el que estamos; y es que se metió a bribona la mujer, pero para los coyotes los perros… y pues, allá te vamos el viejerío a la casa de la mujer a pedirle el dinero, la cobranza no dio el resultado deseado, pero al menos ya sabe de que lado nos roza la trusa. Bueno eso no les quería platicar -guiño de ojo-, sino, ya en la cobranza, mientras la mujer no nos habría la puerta y hacíamos “guardia” para tocarle la puerta y llamarle… No van a creer que la mujer, en vez de abrir la puerta, que apagó los focos y jamás que salió, bribona vea… En medio de esos menesteres una de las plebes -que es la tesorera (sin tesoro) del grupo- nos platicó de que pasaría la noche buena en su casa, sin ir a ver a su papa, mamá y hemanxs que viven en Barrancos -nosotras vivimos en San Isidro- porque pues ella acostumbró a sus plebes a que Santaclós llega en su casa y pues ir a Barrancos y regresarse pasadas las 12 de la noche es casi una actividad de vida o muerte y pues mejor si pude, va el 25 en el día a dar el abrazo. Me dolió oírle triste por eso, es el primer año que no podría ir. Me duele sabernos como hemos recogido las alas, menguado las horas, silenciado los gozos, reducido los placeres; todo por el temor que, a la vuelta de la esquina, en el semáforo, una bala nos encuentre. ¡Me tienen tan harta!
Pero hablemos de otra cosa…
¿Oigan, hablando de gente mala paga… recuerdan los boletos que vendía para una rifa, de las Sabuesos Guerreras? Pues ya se vendieron todos, hasta se podría decir que faltaron, pero pues con lo que ya se vendió, se pagan algo de los gastos para el viaje a Ginebra por parte de la colectiva. ¡Gracias por eso, muchas gracias! Pues resulta que, una compa le “vendió” un boleto a una Diputada de la actual legislatura en Sinaloa, y digo le vendió entre comillas, porque pues que la diputada en cuestión al cierre de esta columna (27/12) no había pagado. Así como lo leen, “compró” un número (el más grande era de 100, no le salió ese, no llegó ni a 80) y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron y le cobraron y cobraron y cobraron y cobraron… y pues nomás no ha pagado. Así nomás quedó. A quienes sí pagaron, ¡¡Gracias!!.
A mí me da risita, pero de esas nerviosa. De esas que una ríe para no llorar.
Pero buen, ya para cerrar la columna, y considerando que se publicará el primero del 2025, aquí unos ojalás para el año que recién iniciaos…
Ojalás…
Ojalá que nombrarnos -en el límite de lo que decidamos- no nos cueste, el trabajo, la familia, la vida.
Ojalá que vestirnos como podamos (porque ni es como queramos, los centavos no alcanzan), ya no nos cueste lágrimas, sangre, la vida.
Ojalá que se rompa el monopolio del amor, que amar sea para todes, todas y todos.
Ojalá que podamos abrazarnos a todas horas, no solo del amanecer y hasta al anochecer…
Ojalá que, buscando la jirafa, sin querer, encuentren la paz que tanto nos hace falta.
Ojalá que el 2025, sigamos en esta bonita relación: Yo escribana y tú, leyente.
¡¡Venturoso 2025!!
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