No se crean que todo en esta calumnia -nuestra- se va a tratar de mí; aunque se podría, porque la escribana acá soy yo, jajajajaja.
Sé que les debo la conclusión de las pasadas dos calumnias, porque eso de dejarles a medio chile no es de Dios; pero la neta, me necesito tomar un pequeño descanso, estar escarbando en los recuerdos y las violencias me consume. Mi promesa con ustedes es ponerles al día en ese tema; nomás denme tantita chance, plebes.
Ahora, les voy a hablar de otra cosa. Ya vi que me torcieron la jeta, pero miren, vean esta calumnia como un compás de espera, como un descanso que merecemos/necesitamos después de tanta pendejada que me pasó y les platiqué en las pasadas dos calumnias. Ya les prometí que les contaré el desenlace pues, no coman ansias… pérenme nomás tantito.
Eso sí, antes que otra cosa pase, arrimen su traguito, su taquito, su humito y jalen que su silla; vamos acomodándonos en este nuestro Pretil.
Los Plebes y La Cancha de la Esperanza (primera parte) …
Vivo desde hace años en San Isidro, al sur de Culiacán, en un departamento de menos de 45m2. Para mí, que por años no cupe en casa alguna y hasta viví en condición de calle: es un tesoro.
Resulta que, a una constructora se le ocurrió meter en la panza de un boulevard casi 50 torres de 8 departamentos cada una y para colmo, de ellos, solo los últimos dos depas tienen tinaco (imaginen cómo la pasan el resto con el tema agua). Rodearon las torres con una barda, dejaron dos entradas y nos vendieron estos jonucos como si de palacetes se tratara. Para quienes ni la saliva nos alcanza, pues “compramos” esos departamentos que podíamos pagar o más bien deber, porque se lo debo aún -y por 20 años más- al Infonavit.
En 3 hectáreas (metros más, metros menos) sobrevivimos -a como podemos- como 350 familias, bajita la mano, 1000 personas pues.
Yo sé que todas las comparaciones son feas, pero esta es necesaria (permítanmela:
Mi mamá y papá -desde hace años- tienen alrededor de 25 cabezas de ganado – como máximo, pocas veces tienen más-, que las navegan en El Frijolar, el cerco de la familia. El Frijolar tiene menos de 10 hectáreas. Cuando sale el tema del ganado, del porqué no tener más vacas, mi papá y mamá tienen siempre la misma respuesta “No podemos navegar más vacas”. Para mi mamá y papá meter más ganado en la misma parcela es que sufran todas, porque la comida, el agua, el espacio no da para más -de las 25-. Y tener más, con las mismas condiciones que las primeras 25, es meterse en vericuetos (comprar pastura, buscar quien les ayude, etc.) que saben, no quieren tener.
Ahora, volvamos a San Isidro, donde como les digo, en 3 hectáreas sobrevivimos al menos 1000 personas. Si a mi mamá y papá les alcanza para razonar que la densidad va en detrimento de la calidad de vida, ¿Cómo es que, como sociedad llegamos a esto? Y el problema no está en nosotrxs, lxs precarizadxs; el problema es sistémico. La vida se nos va en pagar donde morir.
Bueno, pues la constructora “dejó” como áreas verdes y/o de espacio público unos retazos de terreno. Digo retazos porque como tal son los remanentes de la cuadrícula que trazaron para acomodar los edificios. En los espacios estos, no cabe un edificio pues. De estas áreas verdes. solo hay dos que medio podría parecer espacio o área verde, lo demás son jardineras (sin jardín).
Estas dos pedorras -insuficientes y sin servicios- áreas, como lo sabrán, han sido el objeto de codicia -y pleito- por quienes tienen su departamento pegado a ellas o en el mismo edificio (incluso hay otrxs, que ni viven en la colonia y las pelean).
Ya sea por la cercanía o nomás por bribonadas, pero ha habido y hay pleito en torno a ellas. Pero como ha habido de unos modos (lxs gandallxs), habemos de otros. Dago, por ejemplo, padre de dos plebes, se ha encargado de regar y limpiar gran parte de la colonia, se podría decir que si no luce pior es por él, porque el ayuntamiento, a veces ni por la basura pasa. Dago no discrimina el lugar, él le pone amorcito en forma de agua y limpieza a todo lo que está dentro de la colonia, no solo lo que está cerca de su hogar. No crean que eso le ha salvado de las quejas: porque el polvo, porque el humo cuando ha quemado hojas, porque pues pa´que lo hace si lxs plebes encochinan otra vez… y de esas varias. No hay chile que les embone, pero él sigue (y eso me es admirable). A veces le ayudo a Dago, al menos con las bolsas negras para juntar las hojas, no voy a mentir diciéndoles que he dado un escobazo fuera de mi departamento, pero si he ayudado de muchas otras maneras.
Ahora, en medio de esta narcopandemia que ha resultado posterior al secuestro (dice él), detención y juicio de El Mayo Zambada en USA; el temor se ha dejado sentir en todo Culiacán, pero a mí -densamente poblado y sin espacios de recreo- colonia, la muerte le ronda a escasos metros. Les voy a ahorrar el rosario de delitos que se cometen en el sur, pa´eso, es cosa que lean cualquier medio, les sugiero Revista Espejo, ésta, mi casa editorial (con este comercial me renuevan 1 década del contrato editorialista). Con decirles que, a metros, Sabuesos Guerreras A.C encontró una fosa con restos humanos; sobrevivimos entre carros, casas y jugadas que arden, cuerpos arrojados en las calles, casas “reventadas” por la Guardia Nacional, ponchallantas, enfrentamientos, “levantones” y un muy largo y doloroso etcétera.
Ustedes que le saben a eso de las cuentas, sume todas esas condiciones y dígame que si no está de la rechingada vivir como vivimos.
Ustedes no saben, pero se dice que soy la vieja-trans más revoltosa de todo San Isidro y la neta si es cierto. Yo lo mismo parto el queso con las mujeres del grupo del préstamo que con quienes trabajan en las tiendas o con el plebero. A veces, nomás para darme la putivuelta, voy -sin negocio- a la tienda más alejada para ver a quien veo y saludo; una anda por las calles de sembrado vientos, deseando proto cosechar tempestades.
Todo empezó con unas maquinitas. Resulta que mi amá por más que me dejaba barcina a cintarazos no me quito el gusto por las maquinitas y en eso, me la discutía. Habíamos “salido” de la pandemia del COVID y pues se retomaba como que lento eso de volver a salir; en el edificio de al lado, pusieron una maquinita y se podía jugar -entre muchos- The King of Fighters; si no sabe que es, es una juego de peleas.
De regreso de una de mis putivueltas, me quedé viendo jugar a los plebes. La neta, se les veía incómodos con mi presencia, se sabe porque hasta dejaron como que de bromear y casi ni hablaban. Eran puras retas, mal perdía uno y ya estaba el siguiente con los dedos en los botones, listo para elegir sus monos y entrarle a los chingadazos. Llevaban un orden, pero me preguntaron en cuanto perdió el primero que si quería jugar, con algo de “respeto” en el tono de voz, porque pues una cuarentona y ellos apenas 20´s, yo trans y en vestido y ellos vatos cis y heteros. Esa primera vez, di las gracias y pasé sin jugar; a los minutos me retiré y dicho y hecho, ni bien había llegado a mi edificio cuando la algarabía se volvió a oír, les cohibía y estorbaba pues. Hubo más veces que pasaba y me quedaba a ratos a ver, cada vez se veían menos invadidos con mi presencia y en todas las veces me cedían el turno. Una noche, uno de ellos andaba con una racha ganadora y les echaba carrilla a los que perdían; me preguntaron si quería jugar y dije sí. El universo de esos plebes ese día se TRANStornó, pusieron más atención en ese juego que en toda la vida de estudiantes. Me acomodo, elijo a tres monas mujeres (Mai, Kula y Leona) y pude oírlos sorprendidos -ellos solo elegían a vatitos-; le pido unos segundo para ubicar los botones -habían pasado como 20 años y chingos de cintarazos desde mí último juego, con decirles que una era cis y hetero-, les digo que no jugaba desde que tenía como la edad de ellos y preguntan por mí edad, les redondeo en 40´s: otra sorpresa; una vez medio ubicada en los botones, le digo al morro: ahora sí, juguemos. Le di un santa arrastrada. Solo con la primera mona (Mai) le gané a sus tres monos; no sabían como actuar, ni los morros que no estaban al turno jugando, menos al pobre plebe que recién había perdido y de qué manera. Por que las Diosas así lo quisieron: jugué mejor de lo que hubiera pensado (si consideramos que tenía años sin jugar) y al morro la racha de ganador se le había acabado. Una vez perdió, ya no se “peleaban” por ver quien seguía, más bien se “peleaban” por no seguir. Le entra al ruedo otro morro, elije 3 monitos, mismos que le gano con la misma mona. Fingiendo tener prisa, les di las gracias y me despedí, disculpándome por no seguir con las retas.
No había llegado al edificio cuando empiezan a darle carrilla a los dos que perdieron y entre todos; “no mames, wey, te cargaba a pan y verga” “como eres pendejo, ni un chingazo te quitabas” … y así por el estilo. La carrilla y la risa siguió por vario rato. Ellos aún en la maquinita y yo oyéndolos desde mi ventana, disfrutábamos de como “el joto que vive en el 4to piso, les pegó una verguiza a estos dos”. Es día, esta trans que usted lee, se gano el respeto de esas criaturas. Desde ese día cada que pasaba me invitaban a jugar, a veces les ganaba otras perdía, pero siempre jugabamxs juntxs.
Esa complicidad trascendió a las maquinitas, los meses y los años. Ahora, cada que llego a mi colonia paso casi por todas las calles y si están fuera, les saludo y nos echamos una platicada de esas de banqueteras; a veces con mota y cerveza, otras nomas con la pura saliva.
Chinagada madre conmigo, a no poder contarles algo en poquitas palabras; es ya vicio mío esto de extenderme en cada calumnia y dejarles a medio chile. Como hay otras cosas que les quiero contar, le vamos a dejar hasta aquí esto de “La Cancha de la Esperanza”. No crean que es un nombre que hemos elegido, no le decimos así pues, pura pretensión mía, se sabe de shaba que soy.
Chiquitéense conmigo (nueva sección).
Oigan; la colectiva SEVIHVE que anda echando chingadazos en todos los frentes posibles para mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH, va a tener una exposición con puro artista de alto pedorraje. La cita es el próximo jueves 27 a las 6:00pm en la Sala de Arte Antonio López Sainz, en el difunto DIFOCUR. Ojalá pasen a ver la exposición y pues de paso se llevan sus condones y información relacionada con el VIH. En una sociedad como en la que vivimos, que ha llegado a la criminalización por vivir con VIH, estos esfuerzos son más que necesario. Allá les veo.
Otra cosa, que pedo con los elementos del ejercito que pusieron a tocar música de banda, pedorros le quedan los músicos del Titanic. Como diría una amiga, tiene más brillo una bota de gamuza que esas criaturas. Una cosa de no saber ni que hacer. Porque no crea que por arte de magia se aparecieron a hacer ese penoso espectáculo; para eso se planeó, se gastó de perdida en las aguas y así. Una pensaría que entre tantas cosas que podrían hacer el ejercito ponerles a tocar en medio de una narcopandemia no sería la primera, pues no. Ellxs tienes otros datos y al parecer también otras órdenes.
Por último, pero no menos importante. Cargo alborotadxs a lxs vecinos de San Isidro con eso del Cabildo Abierto. Ya hicimos el registro para participar y el próximo viernes allá nos van a ver. Que si no le sabe que es eso, pues miren es una reunión en el patio del ayuntamiento para que una como ciudadanía les diga de que padecemos en cada colonia, comunidad, pueblo, etc., de Culiacán. La raunión junta a la crema y nada del funcionariado para oír las peticiones y necesidades, el alcalde la encabeza. No es que eso garantice que si le hagan caso a uno, pero de perdida el hocico nos van a oír.
Ahora sí, se lo lavan.
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