Hoy publicamos en Revista Espejo la tercera y última entrega del bloque de contenidos que bajo el título “La bella estafa” realizó la periodista Istar Meza para darle una revisada al negocio de la vanidad en Sinaloa que atrae, a veces con desenlaces letales inesperados, a mujeres y hombres que quieren mejorar la imagen mediante cirugías o tratamientos disponibles que no en todos los casos son supervisados o regulados por las autoridades de salud.

La investigación aborda las principales trampas de esta industria floreciente en las cuales las y los sinaloenses caen sin la previsión de verificar la capacidad, seriedad y formalidad de los que ofertan las modernas fuentes de la eterna juventud. Presenta los consejos y opiniones de expertos, así como datos y evidencias de las instituciones normativas, sin enjuiciar a priori a usuarios o proveedores de estos servicios.

En marzo murió en Culiacán una joven después de someterse a un procedimiento de cirugía estética y otra mujer perdió la vida en Mazatlán al inyectarse en el cuerpo sustancias para mejorar la figura. A partir de allí comenzó la polémica de si se trata de tratamientos o intervenciones confiables, ajustados a las disposiciones médico-sanitarias, o bien está creciendo ese negocio bajo las sombras del timo y la charlatanería.

¿Qué hay detrás de la mercantilización de la vanidad? ¿Qué es lo que busca o mueve a quienes por escalar en el nivel de aceptación o reconocimiento social caen en manos de personas o establecimientos que les venden belleza artificial? ¿Avanzamos hacia la sociedad del consumo a ciegas, irreflexivo y a veces funesto? Son tantas las interrogantes en torno al tema que apenas nos acercamos a las respuestas que más urgen.

Las tres entregas ya disponibles en ESPEJO: “Culiacán, ¿capital de la vanidad?”, “La industria de la eterna juventud” y “Cirugías estéticas, el negocio más rentable”, ofrecen un panorama exento de amarillismos y moralismos sólo para coadyuvar a la toma de mejores decisiones. Desde la lipoescultura hasta la cirugía de alta capacidad transformadora están allí, a veces en manos de profesionales y en ocasiones a cargo de estafadores, pero a los ciudadanos les corresponde elegir bien y en eso queremos ayudar.