Culiacán, Sin.- Recientemente el Congreso del Estado propuso inscribir con letras doradas en el Muro de Honor los nombres de dos personajes sinaloenses: Heraclio Bernal y Óscar Liera.

Si bien este último es más conocido en el estado por ser más actual (murió en 1990) y sus obras de teatro se siguen representando en la entidad y fuera de ella, el segundo ha sido más bien producto de una leyenda popular que surgió en el periodo de gobierno de Porfirio Díaz.

De Heraclio Bernal se dice que era un “bandido generoso” al estilo de Robin Hood, que robaba a los ricos para repartirlo a los más necesitados, que estaba en contra del gobierno de la época por autoritario. De él se han escrito corridos, novelas e inclusive películas mexicanas y en Culiacán existe una colonia que lleva su nombre.

¿Quién fue Heraclio Bernal?

El estudio más riguroso que existe de este personaje es el de la historiadora de origen francés Nicole Girón llamado “Heraclio Bernal ¿Bandido, cacique o precursor de la Revolución?”, escrito en 1976. Entre los documentos más fehacientes para llevar a cabo dicha investigación consultó el Archivo Histórico de la Secretaría de la Densa Nacional.

Ahí, Nicol verificó los reportes de los jefes de tropas federales y estatales enviadas en persecución del personaje, además de los telegramas enviados por las autoridades, tanto militares como civiles, involucradas en las operaciones policiales contra el forajido.

En su obra, Nicole Girón también explica que el arquetipo de esta figura legendaria se fue formando por los periódicos de entonces, nos referimos a los más importantes de esos años del Porfiriato como El Siglo XIX o El Nacional, donde se habló más de él incluso que en la prensa sinaloense.

“La vida de Heraclio se encuentra tan plagada de episodios novelescos que uno duda de la posible historicidad de tales fábulas. Heraclio aparecía ante los ojos de una parte de la opinión mexicana como un personaje legendario. En la capital, para el público relativamente culto de los periódicos, Heraclio fue, sobre todo, un héroe pintoresco, una figura romántica”, se lee en su libro.

También conocido como “El rayo de Sinaloa”, Heraclio nació en 1855 en el rancho El Chaco, en San Ignacio. Fue el cuarto hijo de una familia pobre, mientras que sus primeros altercados con la justica ocurrieron en la zona minera de Guadalupe de Los Reyes, donde trabajaba como peón y fue acusado de robar barras de fierro. De acuerdo a los registros, en 1877 se encontraba en la cárcel.

Sin embargo, su existencia se hizo notoria entre 1879 y 1880, cuando se adhirió al levantamiento militar del general Ramírez Torres, quien buscaba la gubernatura de Sinaloa, pero fue desplazado por el general Francisco Cañedo.

“Capitaneó, como segundo al mando, las huestes de este revolucionario que le confirió el grado de teniente. Desde esta época se considera a Heraclio Bernal como jefe de bandas, sin que los comentaristas concuerden en atribuirle intenciones políticas”, se lee en el libro.

“Su campo de acción cubrió una región montañosa bastante amplia: varios distritos de los estados de Sinaloa y Durango. En persona o mediante el mando de sus oficiales, realizó muchos asaltos armados a pueblos, negociaciones mineras y diligencias; el blanco principal de sus agresiones eran las autoridades locales o las personas vinculadas en alguna forma con el gobierno. Sus tropas variaban mucho según las épocas: desde 10, 40, 100 y hasta 200”, precisa la historiadora.

El mote de precursor de la Revolución Mexicana se debe a que en 1887 firmó y proclamó un plan político que iba dirigido al mismísimo Porfirio Díaz desde la sierra sinaloense, desconociendo su gobierno.

Esto solo despertó el interés del Gobierno Federal por capturarlo, se enviaron tropas federales al mismo tiempo que se ofreció una recompensa de 10 mil pesos para quien diera información. Hasta se puede decir que fue el propio general Díaz quien engrandeció su fama, puesto que el presidente en persona menciona la existencia del “bandolero” en su informe al Congreso, en septiembre de 1886, tal y como informa Nicole Girón.

Por lo tanto, la banda de Heraclio viene a ser, a partir de 1886, una empresa importante, no solo a nivel local, de los estados de Sinaloa y Durango, sino a nivel nacional.

Su leyenda apenas comenzó el día de su muerte, el 5 de enero de 1888, cuando finalmente fue capturado por el ejército; se dice que fue denunciado, cercado en las montañas de las inmediaciones de la mina de Nuestra Señora, en Cosalá.

La historiadora registra que la actividad delincuencial del personaje fue mayormente entre 1880 y 1888; fue un bandido local bien arraigado en su sector, no ejercía destrozos en esas comunidades, sino en los símbolos que representaban el poder legal, de ser así, nunca habría sobrevivido ochos años a las denuncias anónimas.

Las personas que integraban parte de la banda de Heraclio eran en su gran mayoría originarios de los pueblos de la zona serrana. En sus huestes encontraban una manera de suplir la falta de trabajo y la miseria, ya que el bandolero repartía entre sus seguidores la mayor parte del botín logrado en los asaltos.

“Por este motivo, este rasgo no aparece ya como un personaje arcaico, sino como un precursor. Su actitud desafiante con las autoridades, los daños que causa a los dueños de negociaciones mineras, son golpes dirigidos, no contra el pueblo humilde, sino contra quienes, amparados en la ‘paz porfiriana’, consideran los lugares donde han establecido sus empresas como tierra de colonización de la cual sacan la mayor cantidad posible de ganancias”, justifica la especialista.

También te puede interesar: