Culiacán, Sinaloa.- Además de ser conocido por el tesón con el que se resguardan sus fiestas y rituales de la cultura Mayo-Yoreme, el poblado de San Miguel Zapotitlán, en Ahome, es también hogar del Guardián del Maíz Criollo, Nicolás Antonio Piña Páez, quién durante casi 15 años se ha dedicado a cultivar y resguardar múltiples variedades de este maíz.

Entrevistado por Espejo durante la pasada edición de la Expo Agro Sinaloa 2024, Nicolás platicó sobre las distintas variedades que ha producido y sobre su último esfuerzo por cultivar y comercializar una de sus variedades de maíz negro al que bautizó como ‘El Negro Querendón’.

Su historia como Guardián del Maíz, cuenta Nicolás, nace cuando recibió a petición suya, un puñado de semillas de maíz criollo de Tepoztlán, Morelos, lugar al que califica como productor de maíces nativos. “A pesar de las inclemencias del tiempo, de los animales, pude por fortuna ir incrementando esas semillas hasta llegar ahora, a estos días del 2024, a tener ya mejores plantas y mazorcas, mejores tipos de granos y este maíz negro al que le puse ‘Negro Querendón’ porque quiere a todo mundo, lo provee de salud, contó.

El Negro Querendón

Sobre este ‘Negro Querendón’, platica que se trata de un alimento nutracéutico por su alto contenido de antocianinas. Según la antropóloga nutricionista Sasha Mae de Beausset Aparicio, los nutracéuticos son sustancias que se encuentran como componentes naturales de los alimentos y que son beneficiosas para prevenir o tratar una o más enfermedades, así como para mejorar el rendimiento fisiológico. Dos casos comunes de estas sustancias son las vitaminas C y E.

En el caso del maíz negro, Nicolás cuenta que este posee grandes cantidades de antocianinas, pigmentos hidrosolubles que dan color a hojas, flores y frutos de las plantas y que se ha documentado, tienen propiedades neurológicas, inmunológicas e inhibidoras del desarrollo de la obesidad. “En análisis salió con algo exorbitante, porque en un estándar de 300 unidades este tiene 3 mil, tiene muchísimo”, dijo.

Sin embargo, a pesar de representar riqueza cultural y ser un alimento saludable, Nicolás lamenta que ha habido poco interés de universidades e instituciones para resguardar estas variedades criollas.

-“¿Cuánto siembra?”, se le preguntó.

“Eran surcos. Hasta esta temporada, que ya tengo incremento de semilla y algo más interesante como este maíz negro, ya logré hacer 13 hectareas; he batallado muchísimo porque pues no tengo maquinaria, no he tenido apoyo en todos estos años de ninguna asociación ni escuelas. He solicitado porque quisiera compartir esto, pero no ha habido un eco en ningún lado”.

“La verdad es algo incomprendido, siendo que los maíces criollos no han sido modificados más que manualmente por el humano desde hace 10 mil años. Y la verdad que sí es incomprensible a sabiendas de que un maíz crillo te provee más bienestar y más salud. Es una tristeza que no le den el apoyo suficiente”, lamentó.

En total, Nicolás Antonio cultiva nueve variedades de maíz criollo que él mismo ha seleccionado durante los últimos 14 años. Entre ellas nos platica y muestra el maíz blanco de 16 y de 20 carreras, que debe su nombre a que tiene 20 hilos de granos de mazorca. Otro, es uno rojo al que llamó Sangre De Cristo, uno llamado Mostaza y uno más tinto, “que le digo el indio por qué tiene diferentes colores”.

“Como son muchas, a algunas poquitas le pongo nombre”, explicó.

El maíz criollo es patrimonio sinaloense

Fue durante el pasado mes de noviembre del 2020 cuando el Congreso de Sinaloa aprobó la Ley de Protección del Maíz Nativo del Estado de Sinaloa,  (publicada en mayo del 2021)  la cual busca declarar a estas especies de maíz como Patrimonio Alimentario y Cultural de Sinaloa, fomentar su desarrollo sustentable, promover su productividad, mejoramiento, competitividad y biodiversidad; apoyar y promover las actividades de los productos; y promover políticas públicas que permitan la creación de empresas familiares.

Uno de los motivos de esta Ley es el hecho de que empresas trasnacionales han implementado modificaciones genéticas a las variedades de maíz comercial para hacerlas más rentables y lograr una mayor durabilidad y resistencia a las plagas.

El Congreso de Sinaloa reconoció a su vez que este tipo de modificaciones han sido relacionadas “como factores de riesgo capaces de generar enfermedades por los contaminantes derivados de los organismos transgénicos”. Asimismo, reconoce el alto valor nutricional de estos cultivos criollos. “…además tiene un valor nutricional mayor que los maíces híbridos que se consumen actualmente”, señala.

A nivel federal, fue el 13 de abril de 2020 cuando se publicó en el Periódico Oficial de la Federación el Decreto por el que se expide la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo. Uno de los programas federales para impulsar estos cultivos es el Programa de Recuperación y Repoblación de Especies en Riesgo (PROCER) el cual sustenta apoyos por conservación, para actividades de fortalecimiento comunitario a partir del maíz y para la creación de infraestructura para la producción y transformación de las cosechas.

PARA SABER: Según la periodista Raquel Zapién, en 14 de los 18 municipios de Sinaloa existen comunidades rurales que aún cultivan 14 de las 59 razas de maíces nativos de México. Cabazán, La Labor, El Tule y El Veladero son cuatro poblaciones que reciben apoyo económico exclusivo para el cultivo de maíces nativos por parte de la Conanp, esto por estar dentro del área natural protegida de la Meseta de Cacaxtla.

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