Finalmente se despejó el misterio de la visita que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo el 15 de marzo al Hospital General de Culiacán en el contexto de críticas porque el nosocomio inaugurado hace dos años no ha sido puesto en funcionamiento, siendo que el mandatario ha repetido una y otra vez que México tendrá un sistema de salud pública de primer mundo.

El gobernador Rubén Rocha Moya dio a conocer que López Obrador autorizó 38 millones de pesos para que se habilite el nuevo hospital y se incorpore gradualmente a los servicios de atención médica a los sinaloenses, como parte del esquema IMSS Bienestar que la Cuarta Transformación impulsa en el país.

 

A reserva de que esta vez sí se cumpla la palabra presidencial, la salud de la población de más bajos recursos económicos reclama que se pase a los hechos después de varios anuncios en falso que constituyen negligencia en uno de los ámbito de mayor importancia para cualquier sociedad y por lo tanto debiera ser de alta prioridad para el gobierno.

Los varios aplazamientos en la apertura del centro médico han puesto en entredicho la voluntad del gobierno de la 4T en materia de servicios de salud de calidad a la población, a tal grado de que la crítica casi unánime de los sinaloenses operó para que el presidente activara los recursos públicos que se necesitan para el funcionamiento óptimo de un edificio al ras de convertirse en elefante blanco.

Que quede como moraleja para funcionarios e instituciones que se toman a la ligera el uso adecuado de los recursos públicos y van dilapidándolos al dejar regadas infraestructuras que nacieron de ocurrencias y acabaron como monumentos a la desmesura.

 

Los ciudadanos han salido a defender la viabilidad del HGC y ese afán por tener mejores servicios de salud no cejará hasta lograrlo.

También puedes leer: