Por las madres de familia que buscan a 100 mil desaparecidos o aquellas a las cuales la violencia las sumió en la tragedia por los más de 180 mil homicidios dolosos sucedidos durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el mejor regalo que el Estado mexicano les puede hacer este 10 de mayo a ellas, el sólido cimiento de los hogares, sería el de pedirles perdón e implementar política de seguridad pública para la no repetición de la barbarie nacional.

Por las víctimas de feminicidios, por las que el sistema de salud abandonó al privarlas de medicamentos y hospitales dignos, por las que se encuentran en situación de pobreza extrema, por la que tienen que abandonar su patria explorando mejores oportunidades en el extranjero, y por las que cumplen condenas de delitos que no cometieron, hoy las instituciones y quienes las presiden deberían sentir algún cargo de conciencia que derive en cambios drásticos en programas de atención a las mujeres.

Por las que laboran de sol a solo para completar con sus sueldos el acceso a la canasta básica, por las que sufren algún tipo de discriminación en los centros de trabajo, por quienes padecen aún consecuencias del machismo anquilosado, por las que están atrapadas en redes de trata de personas, por las que padecen secuelas de la esclavitud supuestamente abolida, y por las que resisten la violencia intrafamiliar, el día de la madre debe dejar de ser una fecha y trasmutar a solidaridad permanente hacia ellas.

 

Por las madres que enfrentan el acoso en cualquier área de sus quehaceres, por las que el esfuerzo doméstico las discrimina de acceso a medios de esparcimiento y educación, por las que desde la edad infantil son forzadas al matrimonio, por las que resultan rechazadas por cuestiones étnicas, por aquellas para las cuales los derechos humanos son sólo discurso y letra muerta, y por las madres solteras que realizan la hazaña de sacar adelante a los hijos, estamos obligados como sociedad a unirnos a la lucha para reivindicarlas.

Pero también y sobre todo a las madres que han derribado los muros de contención que imponen gobierno, prejuicios y mentalidades tóxicas; que han logrado mejores empleos, cargos públicos, prestaciones, educación, liderazgos y principalmente respeto. Por todas ellas y por muchas razones ¡feliz día de la madre! e inmejorables condiciones para que sean en realidad, siempre, las reinas en cada familia.

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