Mensaje de
Guillermo Aarón Sánchez
Al recibir el Reconocimiento a la
“Trayectoria Economista 2023”
Mayo 20, 2024.
Estimados colegas economistas:
Sean mis primeras palabras para expresar un sincero agradecimiento a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y de manera muy especial a su Director, el Dr. Irvin Mikail Soto. De igual manera, expreso todo mi aprecio a la Dra. Cristina Isabel Ibarra, presidente del Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa.
Sé muy bien que en la entrega de un reconocimiento siempre se cometen múltiples injusticias. Ello ocurre, porque afortunadamente en nuestro gremio existen profesionales de la economía con muy alto nivel de capacitación y con experiencias personales sumamente valiosas.
Por razones que solo el Comité de Selección conoce, el reconocimiento a la Trayectoria Economista 2023, ha recaído en mi persona. Lo acepto y lo aprecio en toda su dimensión, porque este homenaje no es en lo particular, sino que es para todos los economistas en nuestra entidad.
Al reconocer a uno de nosotros, se reconoce a todo un gremio, y a quienes cotidianamente utilizamos el instrumental de la ciencia económica en el ejercicio profesional. Así que, aprovecho esta ocasión, para felicitar a todos mis compañeros economistas por haber tomado la sabia decisión de estudiar, ejercer y enriquecer con sus aportaciones a esta excelente profesión.
En lo personal, desde mediados de los años 70´s, llegué a Sinaloa para estudiar la carrera de economía, aquí, precisamente, en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Fui buen estudiante, pero tuve excelentes profesores, y también conviví con excelentes compañeros de estudios, muy dedicados, y siempre teníamos una sana competencia por sacar las mejores calificaciones.
Cuando obtuve el título de Licenciado en Economía, me inscribí en la UNAM para cursar la Maestría en Economía. Simultáneamente trabajé en un centro de investigación económica donde pude aprender cosas muy prácticas de la economía.
Al concluir la Maestría me incorporé a la UAS como profesor, aquí en la Escuela de Economía. En ese entonces, también hubo la oportunidad de impartir algunos cursos en el Tecnológico de Monterrey, campus Sinaloa. Pero muy pronto surgió una oportunidad laboral en la entonces poderosísima CAADES. Ahí me convertí en economista agrícola.
Dejé de trabajar en la UAS, pero continué parcialmente como docente en el Tec de Monterrey. Toda esa época fue de intenso y gratificante aprendizaje profesional y personal.
Al iniciar el gobierno estatal 1993-1998, pude incorporarme al equipo de asesores del gobernador. Esa fue otra experiencia bastante importante, pues me permitió conocer el funcionamiento de toda la estructura de gobierno, y eso fue muy útil en mi trayectoria como economista.
Durante este período, continué como profesor en el Tec de Monterrey, y ahí se me presentaron otras dos oportunidades profesionales muy valiosas: una, fue la posibilidad de estudiar gratuitamente las maestrías en Ciencias Administrativas, y la Maestría en Negocios Internacionales.
Adicionalmente, también participé en un programa de profesores internacionales, y en una docena de ocasiones el Tec de Monterrey me envió a impartir cursos de posgrado en la república de Ecuador.
En aquél entonces, el candidato a la gobernatura de Sinaloa, Juan S. Millán, me invitó a colaborar en su campaña electoral. Recorrimos el estado muchísimas veces, y también participé en múltiples reuniones y negociaciones con sectores productivos, asociaciones gremiales y grupos de profesionistas.
En la administración estatal 1999-2004, el gobernador Millán me nombró Coordinador General de Asesores. Durante 6 años me desempeñé en ese cargo, y pude participar en la creación de diversos programas de gobierno y en el diseño de políticas públicas.
Entre otras actividades, apoyado por un pequeño grupo de colaboradores, diseñamos y redactamos el Plan Estatal de Desarrollo 1999-2004. También participé activamente como miembro del CODESIN y en una comisión para la modernización de la administración pública estatal.
Sobra decir que, en todas estas actividades, mi formación como economista fue determinante. En esa etapa aprecié realmente la importancia que tuvo en mi vida la formación que recibí en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Me di cuenta de lo mucho que se puede hacer profesionalmente, cuando tienes disciplina, estás en el sitio correcto y te relacionas con las personas adecuadas.
Concluida esa responsabilidad, tiempo después me incorporé a la campaña electoral del entonces candidato a gobernador, Mario López Valdez. Ahí nuevamente tuve la oportunidad de diseñar y redactar el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016.
En estos dos planes donde participé de manera directa, pude incorporar algunos criterios sobre el desarrollo de Sinaloa que fueron la base para el diseño de políticas públicas que tuvieron un efecto importante en el ámbito regional. Tengo la satisfacción de decir que logré hacer aportaciones profesionales, y algunas de mis ideas tuvieron un impacto favorable.
En el año 2011, fui nombrado Rector de la entonces Universidad de Occidente. Desde ahí, impulsé varios programas de maestría y de doctorado, mismos que logré incorporar al programa nacional de posgrados de calidad. En especial, diseñé y promoví el Doctorado en Políticas Públicas y Desarrollo Regional, y también impulsé la creación del Doctorado en Turismo. A esta fecha, ambos programas continúan preparando analistas e investigadores de alto nivel sobre la realidad local.
Hago este breve recuento sobre algunas de mis actividades profesionales, para expresar que la economía regional ha sido y es, una ocupación constante a lo largo de mi trayectoria de vida. Desde una perspectiva de largo plazo, he podido observar que el desarrollo económico nunca es lineal. Su evolución depende del énfasis y del compromiso con que cada gobierno asume sus responsabilidades.
Por eso, ha habido grandes etapas de auge, pero también etapas de aguda recesión, como en la que nos encontramos en este momento de la historia de Sinaloa.
Considero que el crecimiento de la economía sinaloense debe ser lo más importante, porque ello significa mayor actividad productiva, apertura de nuevas empresas, generación de empleos y multiplicación de oportunidades para las nuevas generaciones.
Sin embargo, hoy se están escapando grandes oportunidades de crecimiento y desarrollo. Para el gobierno estatal la única prioridad es la política, pero ese tipo de política que es muy poco útil para promover el desarrollo. Hoy no se observan acciones decisivas en el ámbito económico. Incluso, tampoco hay contundencia en cuanto a la política social. Lejos de avanzar, Sinaloa continúa incrementando sus añejos rezagos.
Hace unos días, el INEGI clasificó a Sinaloa como una de las entidades con menor nivel de crecimiento económico en todo el país. Adicionalmente el IMSS, hace tiempo ubica a Sinaloa entre las economías con más bajo nivel de salarios.
Este tipo de noticias no son buenas para nadie, y los economistas debemos estar preocupados. Independientemente de cualquier argumento, estos indicadores muestran que las cosas no se están haciendo bien.
Por eso hoy la economía de Sinaloa vive tiempos muy difíciles. Es claro que para el gobierno federal Sinaloa no tiene ninguna prioridad. Pero para el gobierno estatal, la reactivación económica y el crecimiento, tampoco están dentro de sus prioridades institucionales. Es lamentable decirlo, pero así es.
Por esta actitud, Sinaloa ahora vive un constante deterioro productivo, social y político. Se ha debilitado la capacidad para generar empleos, ingresos y las oportunidades de desarrollo que reclaman la presente y las nuevas generaciones. Incluso, hoy son mayores sus rezagos con respecto al resto del país.
Instituciones como la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, así como desde el Colegio de Economistas, estamos obligados a diseñar y proponer una nueva estrategia de desarrollo, más dinámica y con mayor capacidad de crecimiento. Es necesario dar un salto cualitativo para iniciar una etapa diferente.
En México, a pesar de la falta de inversión pública y privada, algunas entidades están teniendo éxito en su transformación productiva. Tal es el caso de Querétaro, Jalisco, Nuevo León, Baja California, Sonora, Coahuila y Chihuahua, entre otros.
Los gobiernos de dichos estados pusieron en marcha estrategias regionales para promover su actividad productiva. Pero Sinaloa una vez más se está rezagando. Ni gobierno y el sector empresarial están tomando la iniciativa. Siguen en la inercia y en total pasividad. Ni juntos ni por separado, han intentado poner en marcha una nueva estrategia económica regional.
Por eso, en el contexto nacional Sinaloa es una economía de media tabla con fuerte tendencia hacia abajo. Su aportación a la economía nacional no supera el 2%. Las cifras sobre exportaciones e inversión extranjera son insignificantes ante los indicadores nacionales que están en expansión.
La falta de crecimiento económico ha tenido como consecuencia mayor deterioro en las condiciones de vida de la población. La principal actividad económica, la agricultura, continúa envuelta en fuertes problemas de costos, de financiamiento y de comercialización.
Las empresas han perdido dinamismo y generan escaso valor agregado a los productos del campo. La flota pesquera está deteriorada y la acuacultura no mejora su productividad. La industrialización sigue siendo un viejo anhelo, y solo el turismo mantiene tasas de crecimiento elevadas, pero está concentrado solo en Mazatlán.
La administración pública ahora también tiene mayor tamaño, sin que haya mejorado su desempeño. Fenómenos como la inseguridad pública, la desigualdad social, la pobreza, el deterioro humano en las poblaciones pesqueras y rurales, se están incrementando. Simplemente no se están atendiendo.
Los gobiernos municipales perdieron gran parte de su capacidad de operación. Ya no son impulsores del crecimiento ni del desarrollo. No tienen capacidad para mejorar los servicios públicos. Carecen de presupuesto para inversión y sus cabildos son afuncionales y bastante onerosos.
Sinaloa no puede seguir siendo productor primario que todo vende a granel. Agricultura, ganadería, pesca y minería, tienen que dar el salto hacia el procesamiento industrial de su producción. Hay que promover la investigación de mercados y la creación de nuevos productos. También estimular el surgimiento de un sector fabricante de insumos estratégicos.
Es importante generar una nueva identidad productiva para Sinaloa: una imagen que simbolice una etapa diferente en el desarrollo.
Diversas experiencias señalan que el esfuerzo en desarrollo local debe poner atención en infraestructura, conectividad regional, seguridad, aprovechamiento de potencialidades turísticas, atractividad de inversión y de negocios. Más que justificaciones, lo que se requiere es retomar la iniciativa y atender este tipo de asuntos. Y hay que hacerlo, no con ocurrencias, sino con proyectos evaluados desde el punto de vista técnico, financiero y social.
Es necesario reorientar la estrategia y precisar los objetivos. Cuando no se tiene claro todo esto, cualquier cosa que se hace parece ser un gran logro. Pero la realidad termina por demostrar que no es así. Es claro que no se puede seguir haciendo más de lo mismo en materia económica. La inercia no conduce a ninguna parte.
Es evidente que nuestro sistema político estatal no genera los frutos que la sociedad espera. Tal parece que ciudadanos y políticos tienen intereses, no sólo opuestos, sino hasta contradictorios. Se desprecia a la opinión pública y a las demandas ciudadanas.
Los protagonistas de la vida política deben dialogar más y establecer acuerdos de carácter colectivo y de beneficio social. Es urgente iniciar una amplia consulta ciudadana para promover cambios estructurales en la economía de Sinaloa, a partir de las siguientes acciones:
- Diseñar un proyecto de desarrollo de largo plazo, que defina una nueva vocación productiva y acciones para lograr sus objetivos.
- Instrumentar una política pública dirigida a crear empleadores, y no sólo crear empleo. Necesitamos más empresas para diversificar la economía regional, pero también un mejor desempeño de las instituciones públicas con responsabilidad en este tema.
- Hay que impulsar la diversificación productiva. Sinaloa ya no puede seguir siendo exclusivamente una economía primaria.
- Agricultura, ganadería, pesca y minería, tienen que incorporar etapas de mayor procesamiento para sus productos.
- Incorporar alta tecnología a procesos productivos y dar inicio a una nueva industria fabricante de nuevos productos e insumos estratégicos.
- Invertir en infraestructura básica aprovechado de mejor manera la ley de contratos público-privados.
- Es necesario el diseño de un mejor sistema educativo, orientarlo a la aplicación de cambios tecnológicos y articularlo a la estructura productiva.
- Crear una nueva identidad productiva para Sinaloa.
Es necesario considerar que todo lo anterior no se puede lograr si se insiste en hacer más de lo mismo. Hay que innovar, plantear nuevos objetivos, hacer más y mejores cosas, y hacerlas de manera diferente. Habrá que evaluar lo hecho hasta ahora y asumir nuevas responsabilidades sociales y políticas.
Como se puede observar, la situación actual presenta múltiples retos para los economistas, y necesitamos estar organizados para aportar lo mejor de nosotros mismos porque, así como sucede en el país, ahora Sinaloa también, con un verdadero sentido de urgencia, tiene que poner en marcha su propio proceso de reconstrucción.
Reitero mi agradecimiento a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, y al Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa.
Muchas gracias a todos por su atención.
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