Culiacán, Sinaloa.- El calor no es un tema nuevo para los culichis. Cada verano, ante el incremento en las temperaturas, las autoridades advierten sobre la necesidad de cuidarse y cuidar a grupos vulnerables del efecto de la exposición prolongada del cuerpo al sol.

Vivimos, desde hace no pocos años, saltando entre espacios con climas controlados, corriendo de una sombra a la próxima y transportándonos en vehículos con aire acondicionado.

El cuerpo, en su necesidad vital de mantener una temperatura adecuada, busca alivios como la botella de agua o suero, las mangas protectoras, el paraguas y los lentes de sol. El paliacate o las pequeñas toallas que ofrecen ambulantes en el centro de Culiacán son otra muestra de cómo el clima determina muchos de nuestros patrones de comportamiento y de consumo.

Este 2024, recién advirtieron preocupados científicos de la UNAM, será por segundo año consecutivo el más caliente de la historia del mundo, y México sufre ya los fulgurantes efectos de una ola de calor que resulta peligrosa incluso para la vida; pero también para los esquemas de producción y consumo a los que estamos acostumbrados. El calor nos orilla a cambiar, y no solo un poco; las circunstancias nos piden una urgente transformación.

Así, la certeza de que ya estamos viviendo las consecuencias del calentamiento global tiene a algunos economistas y científicos pensando en ¿cómo debe integrarse una economía del cambio climático?; sin embargo, no todos los sectores están listos o siquiera pensando en que el mundo y la actividad económica está cambiando hacia una realidad antes no experimentada.

“El calor está muy intenso. La gente se tiene que proteger con sombreros, con paraguas, que es lo que es lo que se está vendiendo ahorita; lo que es la manga, lo que es el sombrero cazador, el pañuelo y el paraguas, son los únicos artículos que estamos vendiendo ahorita”, declaró a ESPEJO Laura Quevedo.

La representante de los vendedores ambulantes del centro de Culiacán confirma que el calor hace que menos personas se acerquen al primer cuadro de la ciudad, generando incluso que algunos puestos dejen de instalarse. Esto lo confirma también el representante de los locatarios del centro, Oscar Beltrán, al señalar que “cuando la temperatura sube más de 40 grados la gente tiende no a venir a los centros comerciales principalmente al primer cuadro de la ciudad”.

“Creemos que se acerca una crisis más pronunciada para nuestro sector en los meses que vienen y es muy seguro, como ya lo estamos viendo, que muchos negocios no pueden sobrevivir a esta situación…. En los últimos tres meses van 18 negocios importantes que cierran aquí”, aseguró.

El centro de Culiacán, sitio que integra las rutas del transporte de toda la ciudad, es un espacio de paso diario casi obligado para muchos culiacanenses en su rutina diaria. Aun así, y gracias a servicios en línea como las compras por internet, transporte por aplicación y servicios de comida a domicilio, cada vez menos personas eligen salir en las horas más calurosas del día.

Más allá del primer cuadro de la ciudad los Tianguis y Bazares son otros puntos de consumo en los que más se resienten los efectos del calor. En el Tianguis de los Huizaches, el más grande de Culiacán, han notado que el calor llegó semanas antes de lo acostumbrado; pero al ser el único sustento de cientos de comerciantes, han decidido implementar acciones como instalar toldos de 3 por 3 metros y reforzarlo colocándoles una tela encima. “Tenemos que trabajar, tenemos que sacar adelante a nuestras familias y pues aquí tenemos que aguantar el calor”, comentó Brenda Beltrán con resignación.

Caso distinto es el de los bazares. Integrados en su mayoría por emprendedores y artesanos jóvenes que ofrecen productos hechos a mano, alimentos, y otro tipo de artesanías, estos han entendido que durante la época de calor es preferible no instalarse.

Por ejemplo, Todo Chilo, el bazar más grande de la ciudad, ha anunciado recientemente que llevará a cabo sus últimas ediciones durante el mes de junio para hacer una pausa y regresar, si el calor lo permite, hasta octubre de este mismo año. Los emprendedores y organizadores tienen en claro que durante esta época y cada vez más pronto, el clima hace incluso peligrosas las actividades al aire libre.

¿Qué hace una persona al sentir calor?

 

Al vivir los efectos del cambio climático, cada vez se hace más común escuchar el término de confort térmico. Mientras las altas temperaturas y las olas de calor se hacen comunes en sitios que antes gozaban de buen clima, más personas son conscientes de la necesidad de contar con condiciones térmicas del ambiente adecuadas para el cuerpo humano.

Y los cambios en los comportamientos en la búsqueda de este Confort Térmico son uno de los puntos a tener en cuenta al plantearse cómo deberán estar integradas las actividades económicas en los complicados tiempos que vienen.

En esta tarea, es la ciencia económica la que estudia el efecto de los comportamientos de personas, empresas, gobiernos y sociedades en la producción, distribución y consumo de bienes y servicios.

“La sociedad en su conjunto tiene que trabajar para diseñar ciudades más resilientes, ciudades que se vayan adaptando al cambio climático; cambiar las condiciones del cambio climático pero también adaptarse a lo que ya tenemos que va a ser muy complicado revertirlo”, dijo a ESPEJO el economista experto en desarrollo local, Dr. Jorge Rafael Figueroa Elenes.

 

El académico reconoce afectaciones relevantes en las condiciones de vida y comportamiento de los actores económicos de prácticamente todo tipo de área o sector. El calor, dijo, está provocando incremento en las enfermedades intestinales y enfermedades que tienen que ver con insolación; además se están alterando las condiciones de trabajo. “Esto tiene que ver obviamente con la productividad…  con la posibilidad de que empiece a escasear la mano de obra para ciertas actividades”, comentó.

En Los Mochis, recordó, ha habido problemas para conseguir operadores de transporte urbano. Los camiones no tienen aire acondicionado y los empleados han abandonado el trabajo.

Atraer a esa mano de obra, planteó, puede ser otra fuente importante de inflación, con mayor afectación, en este aspecto, a las empresas de servicios, ante la menor disposición de las personas para asistir a centros de recreación.

Pero un reto quizá más preocupante y retador, planteó el economista, es el tema de la disponibilidad de agua y la afectación al sector agroalimentario.

“Se calcula que para el año 2050 el número de personas que de alguna manera van a estar siendo afectadas por el calentamiento global por el calor extremo y la disponibilidad de agua es de alrededor de 650 millones de personas. Estamos hablando de una situación que tiene que ver también con la seguridad alimentaria y con fenómenos como el de incremento del nivel de los mares con todo lo que eso implica para actividades productivas como la como la pesca y como el turismo”.

 

Una propuesta, comentó Figueroa Elenes, es crear ciudades circulares con infraestructura adaptada al cambio climático que las haga eficientes para las personas y el uso de recursos y energía. “Pensando un poco más en el tema, y pensando en el futuro que ya nos alcanzó, yo creo que no va a pasar mucho tiempo en el que haya que hacer planteamientos en el sentido, por ejemplo, de ajustar los horarios escolares; pensar en la necesidad de adaptar los periodos vacacionales en función del clima, salir más temprano… Lo mismo en el trabajo, para reducir el consumo de energía y para evitar los problemas que conlleva el cambio climático”, propuso.

“Seguramente empezaremos a ver horarios diferentes de trabajo porque es prácticamente insoportable estar en ambientes no controlados de temperatura para producir por las condiciones de humedad y el riesgo de salud que hay”, dijo también en este sentido Sergio Álvarez, presidente de Canacintra en Culiacán.

 

Para el líder de los industriales ya vivimos una nueva realidad climática que, para el sector privado, de inicio implica el realizar inversiones adicionales para mantener el confort en zonas donde, reconoce, “ya es prácticamente imposible producir sin tener unas condiciones controladas”.

“Desde luego que la humanidad tiene que hacer acciones, desafortunadamente deberíamos de estar pensando en tecnologías de transiciones, en otras cosas, pero ahorita estamos pensando en la sobrevivencia”, acotó.

Construir resiliencia

 

“Hay que volver más resilientes las ciudades”, puntualizó el economista Figueroa Elenes al mencionar propuestas como reducir el tráfico a través de la promoción de la movilidad compartida, transformar estacionamientos en parques y jardines y arborizar mucho más a las ciudades.

Se ha reportado que la arborización, un tema que cobra más relevancia ante las temperaturas extremas, puede disminuir hasta 20 grados centígrados la sensación térmica y, en ese sentido, la organización Guaiacum y la Dirección de Medio Ambiente del Ayuntamiento buscan un centro de Culiacán con mucha más sombra para las miles de personas que hacen del primer cuadro escenario de su rutina diaria.

La directora de Medio Ambiente del Ayuntamiento, Cecilia Acosta; y el presidente de Guaiacum, José Dehesa, plantando un árbol en el centro de Culiacán. FOTO: César Ernesto Hernández.

“Estamos plantando los que podemos cuidar en conjunto con Medio Ambiente. La idea es continuar con la arborización hasta que tengamos todo lo que es centro histórico con todos los cajetes llenos de árboles… En unos 6-8 años ya podremos disfrutar de la sombra de estos árboles”, indicó el biólogo y presidente de Guaiacum José Dehesa Mitre.

Por otro lado, al preguntar al representante de los locatarios del centro si habían pedido ayuda a las autoridades en este tema, Óscar Beltrán respondió que en el centro ya hay árboles.

“Hay árboles cada seis-siete metros en las banquetas del centro; sin embargo, hay que admitir que nuestro calor regional, el de Culiacán, la sensación térmica llega a veces hasta los 45 grados y la sombra no es suficiente”.

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