Sinaloa.- Nunca antes en los últimos 50 años Sinaloa había alcanzado los niveles de afectación que han generado los incendios forestales ocurridos durante los últimos dos años.
Entre el 2023 y 2024 casi 70 mil hectáreas han sido afectadas por incendios forestales en Sinaloa; 38 mil 446 resultantes de 43 incendios ocurridos durante el 2023, y alrededor de 30 mil generadas por los 41 incendios registrados hasta mayo de este año.
Comparados con las 4 mil 148 hectáreas que, en promedio, se han visto afectadas anualmente en el estado desde 1970 a la fecha, el 2023 la superficie afectada estuvo casi 10 veces por encima de este promedio, y el 2024 apunta a ser todavía peor, con 30 mil hectáreas en tan solo cinco meses del año.
Las cifras históricas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) muestran también que, aunque la superficie afectada por incendios va al alza, no ha sido así con el número de incendios, los cuales han ocurrido en menor número durante los últimos años en comparación con las décadas de los 80’s, 90’s e incluso 2000’s.
Otro punto de comparación que nos ayuda a dimensionar la realidad sobre los incendios en Sinaloa es que, del total de 224 mil 034 hectáreas afectadas de 1970 a la fecha, una tercera parte (31 por ciento) han sido durante los últimos dos años.
La gráfica de estos datos no deja mentir al mostrar una situación inédita que el mismo gobierno del estado señala en su recién creado Programa de Ordenamiento Territorial. El 2023 tuvo, se lee en el documento, la cifra más alta de la que se tiene registro.
Este documento, recién presentado a finales del pasado mayo, relaciona este fenómeno directamente con los niveles de sequía que se han venido agudizando también durante los últimos años. “En sequía extrema están Ahome, Angostura, Guasave, Mocorito, Salvador Alvarado, Badiraguato, Elota y Mazatlán con impacto en pérdida en cultivos y pastos y el riesgo de incendios forestales en extremo”, señala.
Las causas, expone, son desconocidas en el 44.2 por ciento de los casos, por actividades agrícolas o pecuarias en el 20.9 por ciento, e incendios intencionales en el 23.3 por ciento de los casos; esto afectando ecosistemas como los bosques de pino-encino, selva baja caducifolia y selva baja espinosa caducifolia. “La ocurrencia de incendios forestales impacta en la biodiversidad y en las funciones de los servicios ambientales que ahí se generan”, reconoce el Plan.
Y para atender esta problemática propone “generar información satelital para la alerta temprana de incendios forestales” y “llevar a cabo medidas de adaptación al riesgo por fenómenos antropogénicos (incendios, concentración de contaminación, explosiones, hundimientos, entre otros)”.
En este sentido, la guía práctica sobre incendios forestales de la Conafor señala que un incendio forestal trae consigo más afectaciones de las que se observan a simple vista. Entre estas están el dejar suelos expuestos más susceptibles a la erosión, la falta de plantas afecta la capacidad de captación de agua hacia los mantos freáticos, la desaparición del hábitat de fauna silvestre, se altera el clima de la zona y se destruyen grandes volúmenes de madera.
Quitaron ‘dientes’ a Conafor
A raíz de una ola de fuertes incendios forestales que, tan solo de enero a marzo dejó 22 mil hectáreas afectadas a nivel nacional, diversos actores se han pronunciado en contra de la fuerte reducción presupuestaria que la Comisión Nacional Forestal (Conafor) ha sufrido del 2018 a la fecha, bajo la administración federal de Andrés Manuel López Obrador.
Cifras dadas a conocer por Coparmex durante el pasado mes de abril, señalan que para 2024 el presupuesto aprobado para la Conafor se ha reducido hasta 50 por ciento en términos reales en comparación con el presupuesto del 2018. Destacaron también que, entre los 109 fideicomisos extinguidos en 2020, se encontraba un Fondo Sectorial CONACyT-CONAFOR, dedicado a la investigación en tecnología forestal.
“Estos recortes han mermado la capacidad de apagar los incendios, tanto los que ocurren de manera natural por la época de altas temperaturas, como los incendios provocados por el hombre. El aumento en el número de siniestros que el personal de la CONAFOR debe atender contrasta con el presupuesto de la dependencia”, indicó la dependencia.
La disminución de presupuesto en la Conafor fue del 30 por ciento en el 2019, del 35 por ciento en el 2020 y de 40 por ciento en el 2021.
El pasado 22 de mayo una protesta de ciudadanos de las comunidades de El Espinal y Conitaca, entre los municipios de Elota y Culiacán, bloquearon la carretera libre México 15 como una manera de llamar la atención de las autoridades sobre un incendio que llevaba varios días activo y que seguía creciendo con el riesgo de llegar hasta sus hogares.
Su queja era que el número de elementos del ejército y brigadistas era insuficiente para controlar el siniestro.
Anteriormente, durante el mes de abril, los brigadistas Jonathan y Josías fallecieron mientras apoyaban en las labores de control de otro incendio en la zona serrana del municipio de Concordia, cerca del puente del río Baluarte, que conecta la carretera entre los estados de Sinaloa y Durango.
Protegidas por 20 años
Incontables veces se ha denunciado que uno de los motivos con los que personas generan incendios forestales de manera intencional es el iniciar en la zona afectada con procesos de cambios de uso de suelo, típicamente para aprovechamiento agrícola o desarrollos inmobiliarios.
Sin embargo, este modus operandi es ilegal, pues la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (LGDFS) protege a los terrenos forestales afectados por incendios forestales de cualquier uso diferente a la restauración hasta por 20 años.
Dicha Ley, en su artículo 97 señala que: “No se podrá otorgar autorización de cambio de uso del suelo en terrenos forestales donde la pérdida de cubierta forestal fue ocasionada por incendio, tala o desmonte sin que hayan pasado 20 años y que se acredite a la Secretaría que la vegetación forestal afectada se ha regenerado”.
En este tema, la guía práctica sobre incendios de la Conafor señala acciones de recuperación como el retiro de troncos, ramas y otros desechos de los cauces y depósitos de agua, el cierre de caminos o senderos que se abrieron temporalmente para abatir los incendios, la reparación de puentes, caminos y senderos dañados durante el combate al incendio, la reposición de cercas y puertas dañadas, y cierre de las puertas vegetales que dieron acceso al área del siniestro.
En una etapa posterior, indica la habilitación de planes de recuperación vegetal de áreas dañadas por los incendios forestales en las que participen dueños de los terrenos forestales, o ejidatarios, con apoyo del gobierno tanto federal como de los gobiernos estatales.
PARA SABER: A nivel municipal, el Inegi señala que entre 2017 y 2023, los municipios con mayor superficie afectada por incendios forestales han sido Sinaloa (20 mil 569 hectáreas), San Ignacio (19 mil 537 hectáreas), Badiraguato (9 mil 429 hectáreas) y Rosario (6 mil 60 hectáreas).
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