Mientras el tema de la seguridad fluctúe entre la realidad que los ciudadanos percibimos y la estadística gubernamental que esconde los delitos y aquellos que reconoce los justifica en favor de quienes los cometen, la expectativa de paz continuará en sentido regresivo porque los rieles de la esperanza social y de la entelequia oficial van en sentido contrario así choquen cotidianamente con panoramas de violencia e impunidad.
Por una parte, el Consejo Estatal de Seguridad Pública da a conocer con base a resultados del índice de Paz que el 62 por ciento de los sinaloenses nos sentimos inseguros en 2023 y que en ese mismo año hubo crecimiento en delitos como homicidios, violencia familiar o violencia sexual, en tanto que el Gobierno Federal reduce los ataques letales sufridos por candidatos durante el reciente proceso electoral, reconociendo solamente 12 la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, de 35 asesinatos con posible móvil político que ocurrieron.
En dicha oscilación entre autenticidad y mentira decrece el amparo a la población que en la vida diaria se ajusta a la legalidad, y aumenta la sensación de ausencia de ley que nutre a grupos criminales en la evidente acción cotidiana por colocar sus poderío de facto muy por encima de autoridades a las cuales la Constitución y leyes emanantes las habilita para proporcionar seguridad pública.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido el de la táctica irresponsable de esconder a las víctimas de la violencia con tal de sostener la invención de un México en paz y feliz, tal como lo hizo con las desapariciones forzadas, feminicidios, muertes por acción de la delincuencia organizada y ahora aplica igual ardid para borrar a aquellos que les costó la vida el hecho de postularse a cargos de elección popular.
La consecución de tranquilidad y legalidad como soportes de la paz pública debe partir de estudiar los entornos sociales, extraer la verdad del estado de cosas y partiendo de allí definir políticas públicas para resolver, nunca más para manipular.
Si la medición de la percepción que realiza el Instituto por la Economía y la Paz arroja que casi dos terceras partes de los sinaloenses viven en zozobra por la violencia, en consecuencia deben implementarse medidas ajustadas a la autenticidad en vez responder con mentiras que empeoran el problema.
Comentarios
Antes de dejar un comentario pregúntate si beneficia a alguien y debes estar consciente en que al hacer uso de esta función te adíeles a nuestros términos y condiciones de uso.