Culiacán, Sinaloa.- Abandono familiar, despojo de sus pertenencias, alto consumo de antidepresivos y desvalorización social, son algunas de las violencias que sufren las personas durante su vejez en Sinaloa debido a la “cultura del viejismo”, expresó Elizabeth Montoya Morales, directora de Atención al Adulto Mayor del DIF Estatal, durante el conversatorio “La vejez y el derecho a una vida digna”, organizado por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Sinaloa.

Mencionó que llegar a la vejez debería ser valorado como un privilegio y un logro de vida, especialmente después de la pandemia del COVID-19 donde murieron miles de personas. Sin embargo, en la sociedad se violenta a las personas que llegan a esta etapa de la vida.

“La violencia hacia nuestros adultos mayores es a través de la cultura del viejismo. Aquellos que dicen que los adultos mayores son una carga, son unos inútiles que no sirven para nada, que están robando oxígeno, que son sucios porque no se bañan, que desde que el adulto mayor pierde el poder pierde ese respeto, esa valoración dentro de la familia y es lamentable”, dijo.

 

Resaltó también que la falta de preparación económica y emocional de muchos adultos mayores, contribuye a una vejez marcada por la tristeza y la depresión, “no nos preparamos ni física, ni emocional ni económicamente y esa falta de previsión es lo que hace que tengamos una vejez triste”, mencionó.

La directora advirtió sobre la alta tasa de suicidios entre los adultos mayores, resultado de la soledad, el sentimiento de inutilidad y el abandono emocional.

“Lo que mata al adulto mayor no son las enfermedades cardiovasculares o crónico degenerativas, lo mata la depresión y el adulto mayor tiene una triada suicida: cuando se siente una carga, cuando se siente inútil que no sirve para nada, pero sobre todo cuando se siente innecesario, que nadie lo ocupa, y ahí se dejan morir, eso es violencia”, señaló.

 

Asimismo, dijo que uno de los problemas que enfrentan las personas adultas mayores es el alto consumo de antidepresivos, pues les genera adicción y aislamiento social, convirtiéndose en un tipo de violencia.

“Esa es otra forma de violencia, el uso de fármacos nocivos para controlar sus emociones, si con apapachos podemos combatir una depresión, no ocupan medicamentos, es otra forma de violencia”, dijo.

 

Susel Adriana Salcido Corrales, directora del Centro Gerontológico Casa Otoño, enfatizó la necesidad de hacer sentir a las personas adultas mayores que son queridas, útiles y respetadas por sus familias.

Por su parte, José Carlos Álvarez Ortega, presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), señaló que las personas adultas mayores tienen los mismos derechos que cualquier otra persona, por lo que deben ser atendidas, orientadas y acompañadas con un trato digno.

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