Culiacán, Sinaloa.- Mirna Hernández y su esposo Emmanuel Espinoza no solo son pequeños agricultores sinaloenses, son el corazón de ChilpiGallo, un emprendimiento de venta de productos de chile chiltepín que poco a poco ha ido creciendo y que en su camino ha sorteando obstáculos como el financiamiento limitado y trámites costosos y largos para la formalización de su negocio.
El viaje de ChilpiGallo comenzó hace tres años, cuando el cultivo de chiltepín, un proyecto que empezó casi por casualidad, se convirtió en el centro de su emprendimiento, pues al principio la familia pensó en vender el producto en bruto a un comerciante, como si fuese maíz, sin embargo, las dificultades de mercado los obligaron a cambiar de dirección.
“No se vendió como nosotros esperábamos, nos tocó una mala racha en ese momento, no nos salían los costos, nos lo querían comprar super barato, total que en ese momento no nos salía ni para pagarle a las señoras que nos ayudan en el proceso del cultivo y ahí es donde de la noche a la mañana nació ChilpiGallo”, dijo Mirna.
Al no saber qué hacer con el producto, cómo distribuirlo y evitar que se deteriorara, la familia decidió ofrecer su venta al público, logrando vender su primer kilogramo de chiltepín en tres días.
Fue la respuesta positiva de la gente lo que los ayudó a salir adelante y decidieron darle un valor agregado que hiciera más atractivo su producto, lanzando la salsa negra, la primera salsa creada y distribuida por ChilpiGallo.
Fuente: Cortesía
Con ese producto, el emprendimiento ganó el segundo lugar en un concurso de salsas en Hermosillo, Sonora, lo que les confirmó que estaban en el camino correcto, pues gracias a esa victoria y a petición de sus clientes, la familia comenzó a elaborar más productos de chile chiltepín como la salsa macha y la salsa artesanal de mango y chiltepín.
“Imagínate ganar un segundo lugar, ir de Navolato, Sinaloa, una salsa que no se conocía, que a penas los vecinos o una que otra persona sabía que existíamos, ir a Hermosillo Sonora y ganar un segundo lugar con sabor a primero, ya desde ahí nos dio el valor, las ganas para seguir haciendo lo que estamos haciendo, con amor, con pasión, con mucha dedicación y sobretodo en familia”, dijo Mirna.
A lo largo de estos años, ChilpiGallo ha crecido de manera orgánica, reinvirtiendo cada peso ganado en la producción de más salsas. Sin embargo, el proceso no ha sido fácil, pues han enfrentado desafíos económicos y burocráticos como el registro de marca y la obtención de etiquetas gubernamentales y códigos de barras, necesarios para formalizar su emprendimiento.
“Cuando me acerqué para preguntar lo de código de barras y etiquetas nutrimentales, me dijeron los costos y me fui para atrás, dije no, nunca lo voy a juntar, para mí era algo bastante elevado, pero la Secretaría de Economía cuenta con ciertos apoyos” dijo Mirna.
“Es difícil, porque como te digo en dos años hemos tenido que reinvertir, pero la satisfacción es que ya tenemos eso gracias al propio esfuerzo del trabajo que se ha hecho durante dos años, esos son los frutos”, agregó.
Mirna Hernández dijo que gracias a los descuentos que se realizan en este tipo de trámites y el buen recibimiento de su emprendimiento por los consumidores, lograron financiar estos gastos que al principio se le hacían baches gigantes en el camino, sin tener que afectar el precio final de sus productos.
Reconoció el apoyo y la guía que le ha brindado la Secretaría de Economía de Sinaloa, pues dijo que gracias a la orientación, los talleres y cursos que otorga a nuevos emprendedores, el proceso de formalizar su empresa se le ha facilitado, aunque sigue siendo algo para lo que se necesita tener paciencia y amor por su emprendimiento.
“Básicamente si tú te dejas agarrar de la mano ellos te guían por dónde van las cosas, obviamente sí, es no desesperarse, es paso a paso, con pausa y conforme a nuestros recursos nos lo permitan”, dijo.
Manifestó que fue una gran sorpresa que existiera este tipo de apoyo, pues como pequeña agricultora la historia había sido distinta y temía que hubiera muchas más dificultades de las que ha sorteado.
Mirna hizo un llamado a las y los nuevos emprendedores a no tener miedo de formalizar su producto, a acercarse a las instituciones gubernamentales para asesorarse y aprovechar las facilidades que se otorgan. Pero sobre todo, recomendó tener paciencia y hacer las cosas bien, con amor y pasión.
“Muchos como yo vivimos al día y no tenemos un colchón de dinero que nos respalde, pero una vez que trabajas en tus sueños, en sacar algo realmente de calidad, algo que te diferencie de los demás, le infundes lo que es tu amor, la pasión, los valores que tu producto debe de llevar, tu producto lo refleja y es ahí lo que te ayuda a vencer esos miedos del que no tengo dinero, de cómo le hago”, dijo.
Actualmente, las salsas y productos de ChilpiGallo se venden principalmente a través de redes sociales y plataformas digitales, pero también ha logrado colocar sus productos en algunas tiendas locales en Culiacán y Mazatlán. Los pedidos pueden realizarse 6674725103 Y 6672399814.
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