Culiacán.- La Reserva Ecológica Nuestra Señora Mundo Natural, ubicada en Cosalá, Sinaloa, enfrenta una serie de desafíos que limitan su potencial para promover la conservación ambiental y demás actividades que beneficien a la zona y a sus pobladores. Ante esto, científicas señalan su potencial para el turismo sostenible con acento educativo.

Durante la ponencia “Estrategia de turismo sostenible para un Área Natural Protegida: El caso de la Reserva Ecológica Nuestra Señora Mundo Natural, Cosalá, Sinaloa”, la doctora en Gestión del Turismo, Adriana López Chávez comentó las múltiples carencias y descuidos que afectan la gestión y sostenibilidad a largo plazo de la reserva.

Impartida en el marco del “Congreso Internacional Áreas Naturales Protegidas en Territorios Insulares de América Latina y del Caribe”, la investigación a cargo también de las doctoras Nadia Peinado y Patricia Gamboa, señaló la falta de un plan de manejo para la reserva, un documento necesario para regular el uso del espacio y garantizar la conservación de su biodiversidad. Aunque existen antecedentes de su creación, actualmente no está institucionalizado.

“La falta de manuales de procesos, organigramas y personal capacitado, como guías certificados y guardabosques, también representa un obstáculo significativo”, señaló López Chávez.

 

A estos problemas se suma la superación de la capacidad de carga turística durante temporadas altas como el verano y Semana Santa, además de la poca afluencia de turismo que utilice los servicios de hotelería de la zona. Según el estudio, de 2017 a 2019 la reserva recibió un promedio anual de 13 mil 700 visitantes, de los cuales solo el 15% utilizó los servicios de hospedaje.

Además, se identificaron deficiencias en la infraestructura básica, como la falta de agua potable, la dependencia energética de una mina aledaña y problemas de drenaje limitado. Además de afectar la experiencia del visitante, esto también limita la capacidad de la reserva para funcionar de manera eficiente.

En este sentido, la ponencia destacó oportunidades de mejora para la reserva, como el desarrollo de un turismo educativo que fomente la conservación del área y la participación de la comunidad local.

“Identificamos el turismo educativo y sus tres diferentes subsegmentos: el turismo científico, el estudiantil y el de educación científica continua. Es ahí donde se encuentran diferentes nichos de mercados específicos… El perfil de turista ideal son investigadores, estudiantes y aficionados, personas que desean proteger, conservar y preservar el ambiente natural”, indicó López Chávez.

Este modelo permitiría utilizar la reserva como un espacio para el aprendizaje práctico sobre biodiversidad, ecología y gestión ambiental, potenciando su valor como un laboratorio natural y promoviendo una mayor conciencia sobre la importancia de las áreas protegidas.

Esto, a través de la generación de experiencias turísticas a través de productos y actividades orientadas a la conservación, a la recreación y al ocio, recobrando la trascendencia y el valor del cuidado de los espacios.

“Encontramos que el desarrollo de turismo educativo es viable para la reserva Nuestra Señora y es un modelo factible con el modelo de desarrollo de la universidad, pero también con el fin de conservación de la ANP”, puntualizó la investigadora.

 

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