Golfo de California.- La pujante industria del gas fósil estadounidense utiliza el territorio y los mares mexicanos para impulsar su negocio de exportación de gas licuado a los mercados de Europa y Asia, estrategia que amenaza a los ecosistemas y comunidades mexicanas del Golfo de California, alertaron colectivos ambientalistas y defensores del territorio.
Durante una rueda de prensa virtual para anunciar la campaña de defensa de las ballenas denominada “¿Ballenas o Gas?”, 30 organizaciones ambientales y climáticas anunciaron su intención de lograr la cancelación del proyecto Saguaro, el cual incluye una planta de licuefacción de gas fósil en Puerto Libertad, Sonora, y el gasoducto Sierra Madre que transportará el gas desde su fuente en Texas.
Este proyecto, alertó Vanessa Prigollini, es otro de los muchos ejemplos en los que, nuevamente, México pone el territorio para cosas que se van a otro lugar y que solo representan afectaciones a las comunidades y ecosistemas locales.
“Yo creo que es momento de que digamos ¡ya basta!”, exclamó la cofundadora y directora de la ONG de educación marina MAREA.
Saguaro Energía será una planta de alrededor 70 veces el tamaño del Estadio Azteca, y producirá hasta 2 mil 800 pies cúbicos de gas al día, el equivalente a un tercio del consumo diario del País.
Pero más allá de este proyecto, actualmente hay otros 9 de este tipo en las costas mexicanas, tres de estos en el Golfo de California: Saguaro Energía y Amigo LNG, en Puerto Libertad y Guaymas, Sonora; y Vista Pacifico LNG, en Topolobampo Sinaloa.
Su operación, alertaron, supondrá una gran presión para el equilibrio ecológico del Golfo de California, un ecosistema que alberga al 39% de los mamíferos marinos del mundo, tiene 900 especies de peces en su mayoría endémicas, 4 mil 500 especies de invertebrados marinos, 181 especies de aves marinas, y 6 especies de tortugas marinas. Entre flora y fauna, el Golfo suma un total de 12 mil 105 especies, lo que le ha ganado el apodo de ser “El acuario del mundo”.
El atractivo del Golfo para la industria gasera estadounidense se explica, dijo Claudia Campero de la organización Conexiones Climáticas, debido a que, para llegar al mercado asiático desde costas estadounidenses, las empresas que extraen el gas tienen dos opciones: bajar hasta el canal de Panamá o enfrentar la resistencia ciudadana de la costa oeste estadounidense para instalar este tipo de proyectos en sus comunidades.
“Entonces no ven las posibilidades políticas y sociales para construir allí y por eso están buscando construir las plantas acá”, explicó.
Otro punto a tomar en cuenta para realizar estas grandes inversiones es el pronóstico de que el consumo de gas fósil se mantendrá constante o creciente en el largo plazo. Sin embargo, por lo menos en Europa, ya está disminuyendo y se espera que caiga hasta 70 por ciento al año 2050.
La ruta de los buques metaneros se está proponiendo encima de las rutas de las ballenas.
La industria estadounidense del gas fósil
La historia de la exportación de gas fósil estadounidense es más o menos reciente. Se inicia en 2016 con la apertura de la planta de licuefacción de Sabine Pass en Louisiana; hasta antes de su puesta en operación las exportaciones de gas estadounidense se limitaban a Canadá y México mediante gasoductos.
Pero a partir del auge del fracking el país tuvo acceso a grandes reservas de gas de esquisto en lugares como el Marcellus Shale en Pensilvania y el Barnett Shale en Texas. Este hecho catapultó a Estados Unidos como uno de los principales productores de gas natural del mundo.
Sin embargo, a inicios del 2024, el presidente Biden congeló la aprobación de todo nuevo proyecto de exportación de gas fósil en territorio estadounidense.
Mientras tanto, el Departamento de Energía de EU actualiza sus criterios para determinar si un proyecto de exportación de gas es o no de “interés público” y qué tanto el incremento de las exportaciones aumentaría el costo de la energía para industria y consumidores nacionales.
Con un mundo en guerra, la disponibilidad de energía barata se vuelve un asunto de seguridad nacional para el país vecino del norte.
Afectaciones documentadas
En México, por el contrario, las condiciones son distintas. Acá las empresas de gas encuentran en proyectos como Saguaro, Amigo y Vista Pacifico, un esquema favorable para incrementar su capacidad de exportación de gas a pesar la negativa ciudadana y de la política energética de su país de origen.
La dimensión de este negocio es tal que, tan solo la puesta en operación de Saguaro LNG convertiría a México en el cuarto exportador mundial de gas fósil sin ser su productor.
Pero al mismo tiempo, implicaría una serie de graves costos a la salud humana y ambiental que, durante los últimos 15 años, han sido ampliamente documentados.
Respecto a las plantas de licuefacción, desde 2016 hasta 2023, el informe del 2023 del Concerned Health Professionals of New York (CHPNY) documentó al menos 15 casos de afectaciones a la salud relacionados con estas instalaciones. Estos riesgos incluyen desde eventos catastróficos, como explosiones e incendios, hasta exposición crónica a contaminantes tóxicos, pues las plantas de licuefacción de gas también contribuyen a la contaminación del aire.
Entre las sustancias emitidas se encuentran el monóxido de carbono (CO), los óxidos de nitrógeno (NOx), el dióxido de azufre (SO₂) y los compuestos orgánicos volátiles (COV), que son conocidos por causar problemas respiratorios, cardiovasculares y neurológicos. La exposición prolongada a estos contaminantes también se ha asociado con un aumento en los casos de cáncer y enfermedades respiratorias crónicas, como el asma y la bronquitis.
Además, la contribución al cambio climático por las emisiones de estas infraestructuras es de alrededor de 30 por ciento por mayores que las del uso del gas fósil en su forma original. Esto debido a que, además de las fugas accidentales, las operaciones de seguridad y mantenimiento contemplan también emisiones intencionales. Esto, según el biogeoquímico y científico de ecosistemas de la Universidad de Cornell en Nueva York, Robert Howart, hace al gas fósil peor para el clima que el carbón.
“El creciente y sustancial cuerpo de investigación revela problemas fundamentales con todo el ciclo de vida de las operaciones asociadas con el fracking y su infraestructura, que incluye oleoductos, terminales de GNL, operaciones de minería de arena de fracking y estufas de gas dentro de los hogares”, reveló el reporte.
“Nuestro examen no descubrió evidencia de que el fracking pueda practicarse de una manera que no amenace la salud humana directamente o sin poner en peligro la estabilidad climática de la que depende la salud humana”, puntualizó.
Costos para el Golfo
En el caso de la región del Golfo de California, proyectos como Saguaro ponen en riesgo dos pilares fundamentales de las comunidades a lo largo de sus costas, el turismo y la pesca, mencionó Carlos Mancillas.
El maestro en Ciencias Ambientales y director de la organización Bicicletos, con base en La Paz, comentó que el paso de buques metaneros de hasta 300 metros “amenaza y desincentiva la llegada de turistas y pone en jaque la subsistencia de miles de empleos locales vinculados al turismo de naturaleza”.
En cuanto a las ballenas, de las principales amenazadas ante el incremento de tráfico marino en la zona, las organizaciones promotoras de “¿Ballenas o gas?” alertan sobre el incremento de muertes por colisiones e impactos en su desplazamiento y reproducción debido al ruido emitido por los buques.
Además, la combustión en los motores de los buques libera dióxido de carbono y otros contaminantes que contribuyen al calentamiento global y con el potencial de alterar los ecosistemas marinos y amenazar a las especies que habitan en el Golfo.
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