Culiacán, Sinaloa.- Viéndolo con ánimo constructivo, cada vez que Culiacán entra en episodios cortos o largos de violencia de alto impacto, como el que se registra actualmente, la población pacífica vuelve a hacerse la interrogante de cómo llegamos a esto y qué hacer para que Sinaloa y principalmente su capital sean liberadas del dominio que la delincuencia organizada demuestra sobre instituciones, leyes y ciudadanos.

Inclusive tomando en cuenta la desafortunada frase del General Jesús Leana Ojeda, comandante de la Tercera Región Militar, en el sentido de que el fin de la jornada de inseguridad “no depende de nosotros; depende los grupos antagónicos que dejen de hacer confrontación entre ellos”, persiste la pregunta sobre los mecanismos de intervención social que confronten el fenómeno violento cuando el mismo Estado se declara incompetente.

Esto convoca de nuevo a la colectividad que mueve todos los engranajes legítimos de Sinaloa a actuar más allá de miedos que son reales y además alimentados desde los promotores del catastrofismo, a dejar los escondites como señal de rendición, sacando a relucir el poder cívico que siempre ha logrado que las cosas retornen al lado de la ley, la confianza y por lo tanto a la gobernabilidad.

 

Al crimen organizado que no tiene para cuándo efectuar treguas o cancelar en definitiva la agresiva confrontación al interior del Cártel de Sinaloa, y que sólo así según el General Leana sea pacificado Sinaloa, le sirve bastante mantener a la gente atemorizada, presa de la psicosis del miedo que llegó para quedarse desde el primero Culiacanazo del 17 de octubre de 2019, pues significa el terror un elemento estratégico para que la delincuencia gane sus guerras.

Sin embargo, a la zonas bajo este tipo de conflictos la parálisis generalizada le significa el incalculable costo económico, social y político que de manera acumulativa deriva en pérdidas de arrestos, libertades y vidas, más allá de los bienes y servicios mermados. Y así como estamos, en calidad de rehenes de grupos del narcotráfico, por cada día que pasa la consecuencia fundamental resulta ser el debilitamiento del único gobierno imposible de ser vencido: el de los ciudadanos y para los ciudadanos.

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