El ataque en Culiacán a un elemento del grupo de fuerza pública federal del secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, recalca el desafío de la delincuencia organizada al Estado mexicano, redunda en las acciones para mantener amedrentada a la población sinaloense y moviliza a la sociedad civil en el planteamiento de paz ya, sin la demora que se traduce en mayor barbarie.

El hecho, donde murió un agente federal y otro resultó herido en el sector Villas del Río, sucede en la víspera de que el próximo domingo esté en Sinaloa la presidenta Claudia Sheinbaum en el contexto de más de cien días de violencia de muy alto impacto y la exigencia de la población para que se adopten las medidas que sean necesarias en el restablecimiento de la ley y la estabilidad.

Los sinaloenses no merecemos ni en esta época decembrina que se supone es para la paz, ni en cualquier otro momento, estar bajo la amenaza de actos de salvajismo que van más allá del modus operandi del crimen y adquieren rasgos de terrorismo que a los ojos de la gente pacífica dan la sensación de que el gobierno no encuentra la manera de imponer la seguridad pública por encima del caos que genera el enfrentamiento interno en el Cártel de Sinaloa.

Al secretario Harfuch y a la presidenta Sheinbaum, que dirigen los operativos y labores de inteligencia contra la delincuencia, Sinaloa les demanda mayor eficiencia como acto de confianza en que el Gobierno Federal sí podrá restablecer las condiciones para el desarrollo seguro de la entidad que es ejemplo de productividad y trabajo lícitos aportados por una mayoría abrumadora en permanente construcción de paz.

La sociedad sinaloense trabaja en la pacíficación inclusive en situaciones adversas con el esfuerzo que reanude las actividades económicas; el retorno a sitios públicos y celebraciones tradicionales; la educación y la cultura sin pausas, y el abandono paulatino del encierro a que obliga el miedo. Ahora, presidenta Sheinbaum, estamos en espera de que la fuerza de la Constitución se establezca por encima de la acción criminal que pretende dominarlo todo.

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