El comercio China-México ha tenido una evolución acelerada, especialmente en las importaciones, y aunque los consumidores en general sienten un alivio en los precios de muchos bienes, la posibilidad de competir contra tales productos, además de las dudas en materia legal que se han despertado, hace notar aún más que se requieren revisar los números con China.
Apenas en el 2004, es decir, hace 20 años, se importaban 1368 millones de dólares en mercancías, de los cuales el 67% eran máquinas y aparatos eléctricos. En ese tiempo los juguetes eran apenas el 5% del total de importaciones y los textiles y zapatos eran sólo el 3.5%.
A Octubre 2024, el último dato disponible, se importaron 12, 538 millones de dólares, 8 veces más que hace 20 años. Para este año, las importaciones son más variadas, aunque las Máquinas y materiales eléctricos siguen dominando la lista con el 54.7%, hay muchos otros productos de importancia como el equipo de transporte -9.25%-, metales y sus manufacturas -6%- y materiales textiles -4.9%-.
Esta evolución ha afectado de manera definitiva y paulatina la producción en México, las maquinarias, metales y materiales textiles se requieren en la manufactura, y aunque ello ayuda a la competitividad de las empresas localizadas en México con miras a la exportación de mercancías, existen problemas como el contrabando que han puesto en riesgo el tratado con Estados Unidos. También, claro está que en el tema de bienes de consumo final estas mercancías se han convertido en una competencia directa para las empresas mexicanas, aunque al mismo tiempo incrementan la oportunidad de comercialización de bienes para los que se dedican al comercio. De tal forma que el comercio con el Dragón representa riesgos y oportunidades.
En mi última colaboración, hice notar que un enfoque arancelario proteccionista, primero debe ser bien planteado si lo que se busca es proteger y estimular a la producción nacional. Sin embargo, las cadenas de suministro debieran ser revisadas con mayor detalle para que realmente de construyan capacidades competitivas en la industria en México, especialmente las de capital nacional.
Es notable también el crecimiento de los automóviles chinos en México y aunque aún no parece ser motivo de preocupación, es vital establecer políticas de mediano y largo plazo para evitar que esa entrada afecte a las armadoras ya instaladas en México que generan más empleo, tecnología y dinamizan las regiones; y no ser un comprador neto de los productos Chinos.
Por último, mencionar que, aunque los pasos dados son un buen inicio, como el buscar controlar lo que sucede en las aduanas, será insuficiente para competir contra China, al tiempo que aseguramos que nuestro tratado TMEC no está siendo violentado.
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