Porque de la esencia ciudadana que tenga el movimiento de construcción de paz depende el hecho de no naufragar en tal propósito, los partidos políticos están emplazados a sacar las manos de las movilizaiones realizadas en Culiacán y replicadas en otros municipios con la exigencia de cese de la violencia.

Históricamente ha sucedido en Sinaloa que las siglas que buscan conquistar el voto tratan de apoderarse de la acción cívica para impulsar mejor seguridad pública, ya que la participación de la colectividad en pro de tal aspiración simpre será un bocado apetitoso para personajes o grupos hambrientos de poder.

En la marcha del domingo la convocatoria corrió originalmente de parte de la sociedad civil, pero en tal llamado se infiltraron activistas de partidos, del Revolucionario Institucional y de Acción Nacional según afirma el Movimiento Regeneración Nacional, que desviaron la razón de ser de la legítima propuesta de paz a la oportunista estrategia donde se presentan como los únicos que que pueden salvar al pueblo del actual ataque criminal no obstante que, todas las siglas, al ser gobierno en vez de solucionar el problema se convirtieron en parte de éste.

La violencia que cobra víctimas en sinaloenses de bien, que tocó las fibras ciudadanas más sensibles al asesinar a niños, proviene de la guerra entre las dos células que habían operado coordinadas en el Cártel de Sinaloa, barbarie que se veía venir desde que el 25 de julio de 2024 uno de los hijos del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera secuestró al otro jefe emblemático del CS, Ismael Zambada García, para entregarlo por medios extrajudiciales a la justicia de Estados Unidos.

Como sociedad no debemos perder de vista que la alteración del orden y la civilidad proviene de la anulación de “El Chapo” y “El Mayo” como fieles de la balanza de una organización criminal, ni tampoco pasar por alto que la reconstrucción de la paz sólo puede lograrse con sociedad exigiéndola y gobierno eficaz en el combate al crimen y sensible ante los diferentes tipos de víctimas. Por su parte los partidos tendrían que entender que todo movimiento social que tocan, lo pudren.

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