En el contexto de la ola de violencia que la “narcoguerra” entre grupos del crimen organizado ha provocado en Sinaloa, Miguel Ángel García Leyva, activista por los derechos humanos en Culiacán, considera que la actual estrategia de seguridad ha fracasado. Plantea la importancia de la creación de espacios ciudadanos donde se haga eco de las disconformidades sociales, para exigir que las autoridades tomen acciones oportunas.
“Aquí, lo que surge es la indignación social. Una indignación que crece y crece, como un gigante que no tiene cabeza ni tiene rumbo. Entonces, consideramos muy importante que la ciudadanía se organice, porque el reclamo es de la sociedad en su conjunto”.
Desde el 9 de septiembre de 2024, un repunte delictivo con epicentro en la capital del estado azota a Sinaloa. A casi 5 meses desde el inicio del conflicto, las autoridades de los tres niveles de gobierno no han logrado detener los homicidios, desapariciones, ni los efectos de la violencia en dimensiones como la económica o en percepción de seguridad. Hoy, Culiacán ocupa el cuarto lugar como la ciudad más insegura de México, según el testimonio de sus habitantes, y de acuerdo con estadísticas del Inegi.
En esta situación, Miguel García, quien funge como líder de la Oficina del Pueblo y coordinador de enlace de la asociación Esperanza contra la Desaparición Forzada y la Impunidad, ve preocupado la falta de liderazgos y asociativismo en la sociedad civil sinaloense.
“Formemos comités ciudadanos por la paz, formemos comités populares. Que la gente demuestre realmente ese interés de querer rescatar a este Sinaloa. Yo creo que es tarea de todos los ciudadanos luchar por la paz, aunque la adversidad sea muy fuerte. Tenemos que luchar. No podemos callar“.
García encuentra que los alcances y magnitud de este violento episodio en la historia de la entidad puede significar un antes y un después en las dinámicas que, históricamente, se construyeron entre la sociedad sinaloense y el crimen organizado.
“[El narco] vino a crear condiciones para que una base social, los ciudadanos, de alguna manera vieran atractivo, o como algo que les ayudaba, en el surgimiento de estas fortunas que también penetraron entre gobernantes. Penetró tanto el narco en la sociedad civil que creó una base social. Esa base social que hoy se da cuenta de que ya no es lo mismo. Hoy la sociedad, creo yo, que despierta poco a poco de todo esto”.
En línea con el llamado a asociarse, y en el marco de las recientes marchas que han movilizado a miles de sinaloenses indignados con el manejo de la crisis de seguridad, es que el activista, junto con otros miembros de la sociedad civil y luchadores sociales, ha anunciado en días recientes la creación de una Asamblea Ciudadana por la Paz, que busca hacer eco de las voces inconformes evitando caer en sesgos partidistas.
Algunos de los perfiles que han hecho expreso su apoyo a la iniciativa y son miembros activos de la asamblea son Laura Quevedo, líder comerciante del Bloque de Vendedores del Centro de Culiacán; Lule Morales, líder del Bloque de Vendedores Independientes y luchadora social; y Ernesto Saldaña, activista local.
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