Mazatlán, Sinaloa.- El puerto de Mazatlán enfrenta una vulnerabilidad creciente ante los efectos del cambio climático, revela un estudio reciente que identifica los riesgos para la población, la economía y la infraestructura de la ciudad.
“¿Cómo está nuestra casa en términos de peligros relacionados con el cambio climático? ¿Qué tan vulnerable puede ser mi negocio? Y ¿Qué tanta agua nos queda en Mazatlán para cubrir nuestras necesidades actuales y futuras?”, fueron algunas de las preguntas que el estudio “Análisis de Vulnerabilidad ante el Cambio Climático”, realizado por la asociación civil Paisajes y Personas Resilientes (PARES A.C.) buscó responder.
La investigación, presentada está semana ante representantes de sectores como el inmobiliario, turístico, agropecuario y gubernamental de Mazatlán, revela que más de 102 mil mazatlecos están actualmente en riesgo ante eventos climáticos extremos y que, para el 2030, la cifra podría verse incrementada hasta los 144 mil.
Además, estima que la disponibilidad de agua superficial disminuiría hasta en 27.6 por ciento, producto de la expansión urbana y la destrucción de Selva Baja Caducifolia y Bosque de Pino y Encino, importantes para la retención e infiltración de agua. Más específicamente, el estudio pronostica un crecimiento urbano de 6 mil 152 hectáreas en zonas urbanas, y una disminución de 13 mil 129 hectáreas de selva baja caducifolia, afectando directamente la provisión de agua.
Pero además, el estudio también identifica zonas de riesgo de deslaves, inundaciones y erosión costera, así como los porcentajes de caminos e infraestructura que se verían afectados ante un evento climático extremo.
A este respecto, se destaca que el 79 por ciento de la infraestructura gubernamental, el 77 del sector alojamiento y el 72 de bares y discotecas, están expuestos a peligros climáticos. Además, del 52 por ciento de la infraestructura eléctrica y de agua potable, el 46 por ciento de las escuelas, el 38 por ciento de los restaurantes y el 29 por ciento de los hospitales.
Por otro lado, también se identificaron 56.64 kilómetros de vialidades urbanas con alta vulnerabilidad a inundaciones, lo que podría afectar la movilidad y la economía local.
“Estas cosas las vemos muy lejos y así lo veía Acapulco hasta que llegó Otis”, comentó a este respecto la presidenta de Conselva Sandra Guido al comparar la situación con un tsunami que se nos viene encima “y nosotros estamos preocupados porque se nos están mojando los pies”.
Por su parte la directora del Implan, Leticia Alvarado, enfatizó la necesidad de integrar bases técnicas y científicas en la planificación urbana para atender de manera efectiva la crisis climática. “No tiene utilidad ver los documentos guardados si la realidad sigue llamándonos la atención sin que volteemos a verla”, advirtió.
Durante la presentación de los resultados, Sergio Angón, parte del equipo de investigadores de PARES, indicó que, a la par de este estudio, también se estará liberando un sistema de información geográfica en la que se podrán analizar a detalle los riesgos a los que se enfrenta determinada calle, zona, e incluso negocios específicos.
“En el sistema de información geográfica que ustedes van a recibir una vez que sea liberado el estudio, pueden picarle a cada punto y saber que unidad económica es, que hotel es, que nombre, en qué grado de vulnerabilidad está. Y saber algunas acciones que pudieran estar implementando para sobreponerse a esa situación”, dijo.
Estos datos, añadió, serán clave para orientar futuras inversiones públicas y privadas en materia de prevención y adaptación en la ciudad.
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