Culiacán, Sinaloa.- Es importante que, desde su formación, estudiantes de arquitectura conozcan los procesos naturales que ocurren en los humedales. Esto con el fin de que, poco a poco, los modelos de construcción en estos ecosistemas sean modificados por otros menos dañinos para el equilibrio ambiental y actividades de aprovechamiento.
Durante la charla “Proteger los Humedales para nuestro futuro común”, llevada a cabo en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), el Dr. José Saturnino Díaz compartió con alumnos de arquitectura la importancia de su papel como desarrolladores de proyectos en la protección y cuidado de estos importantes ecosistemas.
“Para los arquitectos, los humedales son un ambiente de trabajo muy popular en todo el mundo”, advirtió el Ecólogo a estudiantes de arquitectura de la UAS.
Modelos de construcción como los de Everglade en Florida, explicó, popularizaron el construir edificios, infraestructura urbana y desarrollos turísticos justo sobre los humedales, lo que generó un modelo arquitectónico que no toma en cuenta las particularidades de estas zonas, como son su vegetación, especies que la habitan o el uso de materiales nocivos para estos ecosistemas.
Este modelo, añadió, genera afectaciones como contaminación de los cuerpos de agua cercanos y el desplazamiento de especies, como ha sucedido en Culiacán o Mazatlán en el caso de Cocodrilos y Venados, respectivamente.
“No todo el mundo tiene esa riqueza, y en muchos de estos ecosistemas que tiene nuestro país se realizan construcciones”, indicó el ecólogo experto en humedales.
“Eso lo hacen quienes no tienen idea de cómo funciona la naturaleza, pero si ustedes tienen forma de entender esos procesos, van a buscar entonces materiales que sean amigables con el entorno. Ustedes como arquitectos pueden modificar esa idea”, añadió.
En México, añadió el académico, existen un total de 129 sitios de humedales reconocidos como sitios RAMSAR. Estos abarcan 8 millones de hectáreas a nivel nacional. En Sinaloa se encuentran 9 de estos humedales, que en total suman 343 mil 190 hectáreas a lo largo de la línea de costa sinaloense. Estos humedales son:
- Sistema Lagunar Agiabampo-Bacorehuis-Río Fuerte Antiguo (Ahome)
- Lagunas de Santa María-Topolobampo-Ohuira (Ahome)
- Sistema lagunar San Ignacio-Navachiste-Macapule (Guasave)
- Laguna Playa Colorada-Santa María La Reforma (Angostura y Navolato)
- Ensenada de Pabellones (Culiacán-Navolato)
- Sistema Lagunar Ceuta (Elota)
- Playa Tortuguera El Verde Camacho (Mazatlán)
- Laguna Huizache-Caimanero (Rosario)
- Marismas Nacionales Sinaloa (Escuinapa)
El principal reto que tienen para su conservación, abundó el Dr. Díaz, es la ‘eutrofización costera’, proceso de contaminación provocado por las descargas de contaminantes de las ciudades o del sector agrícola que provoca desequilibrios en sus procesos biológicos y afectando a las especies que ahí se reproducen
Otros retos son la sobrepesca y la ya mencionada construcción de proyectos turísticos o residenciales.
“Un montón de nosotros vamos a estos sitios, liberamos un cochinero y no nos importa, porque venimos a nuestra casa y nuestra casa está limpia, cuando la naturaleza la dejamos para el arrastre”, lamentó el académico.
Recientemente, como parte de los foros para la elaboración Programa Nacional de Restauración convocados por la Semarnat, se eligieron a los humedales sinaloenses como áreas prioritarias para su restauración.
¿Qué es un sitio RAMSAR?
Un Sitio Ramsar es un humedal de importancia internacional designado bajo la Convención Ramsar, un tratado intergubernamental firmado en 1971 en la ciudad de Ramsar, Irán. Su objetivo es la conservación y el uso racional de los humedales en el mundo debido a su valor ecológico, económico, cultural y científico.
Para ser reconocido como tal, los humedales deben cumplir con criterios como albergar especies en peligro de extinción, ser un hábitat clave para aves acuáticas migratorias, mantener la biodiversidad de la región o tener importancia para el equilibrio hidrológico.
Su importancia se debe a que proporcionan refugio a especies en riesgo, contribuyen a la regulación del clima y del ciclo del agua, son esenciales para la pesca, la agricultura y el ecoturismo y protegen a las comunidades contra inundaciones y sequías.
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