Mientras en el acto de conmemoración del 163 aniversario de la Batalla de Puebla se formuló ayer un llamado a unir fuerzas para lograr la paz, en los municipios de Salvador Alvarado, Mocorito y Badiraguato la acción de grupos criminales patentizó que se extiende a todo Sinaloa la violencia derivada de la pugna interna en el narcotráfico.

El conflicto doméstico en el Cártel de Sinaloa que durante casi ocho meses afecta el centro y sur del estado, avanzó hacia regiones del centro-norte que habían presentado índices de tranquilidad y segurida que los mantenían al margen de la narcoguerra, esparciendo en la población el miedo y la sensación de presencia criminal y ausencia de gobierno.

Esto a unas horas de que en el acto oficial del 5 de mayo el teniente coronel Adán Landeros Espinoza, expusiera que, “al igual que los valientes de la Batalla de Puebla, los mexicanos debemos actuar ahora con unidad y patriotismo para vencer al flagelo de la inseguridad y la criminalidad. Hoy, la participación de la sociedad es vital para el triunfo de la causa de México”.

Hizo un llamado a los mexicanos, en conjunto con las autoridades de los tres órdenes de gobierno, a formar un solo frente contra el enemigo de México, cerrando filas contra la delincuencia organizada porque así seremos más fuertes. “Los mexicanos debemos mantenernos unidos en esta lucha ya que de ella depende el futuro que queremos para nuestros hijos y que ellos vivan y se desarrollen en paz”.

La delincuencia, sin embargo, le apuesta a implantar crueldad, ingobernabilidad y devastar lo que es obra de civilidad y desarrollo hecha con el esfuerzo de los pacíficos, pues el crimen percibe y capitaliza la lenta posibilidad de los gobiernos federal, estatal y municipales en la responsabilidad de sacar a Sinaloa de la enorme y permanente ola de violencia. La paz, muy repetitiva en el discurso de los políticos, está ausente frente a la contundencia de la realidad.