Culiacán, Sinaloa.- Cada 23 de mayo se conmemora el Día Mundial de las Tortugas, una fecha que en Sinaloa cobra especial relevancia: de las siete especies de tortugas marinas que existen en el planeta, cinco visitan las costas del estado.

Una de ellas, la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea), llega a anidar de forma constante a las costas sinaloenses.

“Las tortugas marinas son organismos bandera en conservación. En Sinaloa, la golfina anida en al menos once sitios costeros, desde Escuinapa hasta Navolato”, explica el ecólogo Ingmar Sosa, coordinador del Programa de Tortugas Marinas y director de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). Ingmar lleva casi tres décadas al frente del campamento en Playa Ceuta, uno de los primeros del estado.

Este tiene su origen en 1976 y fue pionero en la región. A lo largo del tiempo, ha formado a generaciones de conservacionistas y colaborado con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) para establecer santuarios como el de Ceuta, declarado área protegida en 1986.

Las especies de tortugas que visitan Sinaloa

En el mundo existen 7 especies de tortugas marinas. De esas 7, 6 llegan a México y 5 a Sinaloa.

Además de la tortuga golfina, cuyo periodo de anidación más activo va de agosto a diciembre, se han registrado anidaciones esporádicas de otras dos especies: la tortuga prieta (Chelonia mydas agassizii) y la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), la más grande del mundo. Pero los científicos tan solo han registrado de 1 a 3 nidos por temporada a nivel estado.

Las otras dos especies presentes en Sinaloa, las tortugas carey (Eretmochelys imbricata) y caguama (Caretta caretta), no anidan en el estado, pero utilizan sus costas y laguna costeras como zonas de alimentación. La caguama viaja a las costas sinaloenses en largas rutas desde las costas de Japón.

“Sinaloa es rico en lo que son bahías costeras o lagunas costeras y es un sitio idóneo para alimentación de tortugas, principalmente lo que es la tortuga prieta y en algunos casos la tortuga de Carey”, explicó Sosa Cornejo.

 

Sanatuarios bajo presión

Actualmente operan en Sinaloa al menos once áreas de anidación distribuidas en playas como Verde Camacho, Isla de la Piedra, Celestino Gasca, Paredones, El Patole, Las Barras de Piaxtla y Ceuta. Sin embargo, la falta de financiamiento ha obligado a cerrar algunos campamentos, como el del Caimanero en El Rosario, aunque se espera su reactivación con apoyo del ayuntamiento local y organizaciones civiles.

En prácticamente todos los sitios de anidación la tortuga golfina (la de principal anidación en Sinaloa), enfrenta pérdida de hábitat por turismo desordenado, contaminación plástica e incremento en la mortandad embrionaria por el cambio climático.

Monitoreos recientes, advierte Sosa Cornejo, muestran una tendencia a la baja de la población de tortuga golfina, la única que anida de manera constante en Sinaloa, advierte.

Pero todas las especies se encuentran en una categoría de riesgo o en peligro de extinción.

“Si no es por los trabajos de monitoreo y de conservación que se hacen en los sitios de anidación, las poblaciones a lo mejor ya hubieran desaparecido, así de sencillo”, valoró el académico.

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En playas santuarios, las tortugas marinas llegan a transitar por playas donde también circulan vehículos motorizados. FOTO: Cortesía.

Los retos

El Dr. Sosa señala que el desarrollo turístico desordenado ha destruido santuarios tortugueros por falta de planeación, interrumpiendo un ciclo biológico importante. “Ese es uno de los principales problemas”, explicó.

“No estamos en contra del desarrollo, pero tiene que haber un tipo de armonía o estudios más específicos, para saber cómo vamos a tener el tipo de desarrollo que va a estar ahí planteado”, valoró.

Otro reto importante es el cambio climático que, con sequía y temperaturas récord, ya está afectando la reproducción de las tortugas al provocar mayores niveles de mortalidad embrionaria.

En este sentido, desde el Programa de Tortugas Marinas el Dr. Ingmar y otros científicos y estudiantes estudian si la contaminación por plásticos provoca menores niveles de anidación en los santuarios tortugueros. Así como los niveles de plástico en el contenido estomacal de especímenes encontrados a la orilla.

“Eso también va a influir en la natalidad porque el organismo no está saludable y puede afectar en tu en su ciclo reproductivo”.

Por último, remata el ecólogo, la situación de violencia que desde hace 8 meses vive Sinaloa también ha pasado factura a los esfuerzos de conservación de las tortugas marinas.

Al dificultar el recorrer los territorios, los científicos no están recogiendo datos ni en la misma cantidad ni calidad que lo solían hacer previo al estallido de violencia.

“En la cuestión de los datos biológicos que en verdad nos puedan servir, no nos ayuda porque ya no llevamos la misma metodología, y se está observando de otra forma por las posibilidades del acceso al campo”, explicó.

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Ingmar Sosa Cornejo, coordinador del Programa de Tortugas Marinas y director de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). FOTO: Cortesía.

Un cambio de percepción

Con décadas dedicado a la conservación de las tortugas, Ingmar ha podido observar un cambio de mentalidad y costumbres en torno a estas especies.

Antes de 1990, recuerda, las especies de tortugas marinas formaban parte de la carta pesquera mexicana. Pero solo salieron de está para entrar a la lista de especies en riesgo.

“Biológicamente cumplen un papel en los servicios de los ecosistemas, pero si lo vemos desde el punto de vista social, la tortuga marina fue un recurso pesquero sobreexplotado”.

Hoy, opinó, ha habido un fuerte cambio en la percepción de estos animales. El saqueo se sigue dando, reconoció, pero es un problema menor en proporción al número de nidos rescatados.

“Existen los empleos temporales en las comunidades, donde a lo mejor antes la gente se dedicaba al saqueo ahora pueden dedicarse a la conservación y están viendo que les deja más. Y entonces han cambiado muchas percepciones y el consumo ha disminuido por lo mismo. A lo mejor sí hay algunas comunidades que aún es muy difícil quitarles esa esas costumbres, pero la percepción ha cambiado”, reconoció.

“Si nosotros entendemos y comprendemos, “Oye, estas especies me gustan, es lo que atrae y eso me trae un beneficio”. Hasta emocional puede ser, no necesariamente tiene que ser económico. El beneficio puede ser emocional y yo hago lo posible por conservarlo”.

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Tortuga desovando en costas de Elota. FOTO: Cortesía

Si disfrutando de la playa encuentras a una tortuga marina, Ingmar recomienda no molestarla, no acercársele ni apuntarle con luz. 

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