La violencia armada en México ha dejado un impacto devastador en la vida de miles de niñas, niños y adolescentes durante los últimos 16 años. Alrededor de 19,077 jóvenes han resultado heridos de bala en medio de la llamada “guerra contra las drogas”.

Además de las vidas pérdidas y las graves consecuencias físicas, autismo selectivo, fobias, trastornos del sueño, pérdida de contacto con la realidad, déficit de atención y regresiones son algunas de las manifestaciones psicológicas en nuestras infancias.

Es así que las consecuencias de la violencia armada la llevan a cuestas mexicanos jóvenes y vulnerables sin la capacidad para enfrentar estas situaciones.

Radiografía de una persona menor de edad herida de bala atendida en el Hospital Pediátrico de Sinaloa obtenida a través de solicitudes de información.

Radiografía de una persona menor de edad herida de bala atendida en el Hospital Pediátrico de Sinaloa obtenida a través de solicitudes de información.

Y el problema es estructural.

Todo lo dicho hasta aquí es expuesto de manera amplia y dolorosa a continuación, en una serie de tres entregas donde Revista Espejo expone la urgente necesidad de que, como seres humanos viviendo en sociedad, abordemos está problemática para proteger y sanar a nuestras infancias.

Luego de reconocer el problema, podemos empezar por ver el tema bajo un enfoque integral, que incluya medidas de prevención, control de armas y erradicación del reclutamiento forzado para garantizar un futuro seguro y pacífico para la juventud mexicana.

Todas nuestras infancias merecen un Día del Niño feliz. Vayamos a ello.