La Paz, Baja California Sur.- La industria del transporte marítimo en el noroeste del País tiene prisa en la transición hacia un corredor marítimo verde, pues desde mediados del 2023 la Organización Marítima Internacional (IMO) actualizó las metas de descarbonización para la industria en un proceso escalonado que plantea una reducción de emisiones de CO2 en 20% para el 2030, 70% para el 2040 y emisiones cero en el 2050.

Para esto, diversos puertos de la región y el país ya han iniciado con programas y acciones de cara a un futuro verde para este sector que mueve más del 80% de las mercancías a nivel mundial y que, gracias a proyectos turísticos y energéticos, crecerá de gran manera en una zona tan relevante ambientalmente como lo es el Golfo de California.

Fue en este sentido que, durante este miércoles 14 y jueves 15 de febrero, actores relacionados a está industria de México y Estados Unidos se reunieron en La Paz para compartir sobre las posibilidades, oportunidades y retos de está ambiciosa meta.

Durante estos dos días se llevaron a cabo diversos paneles y mesas redondas en las que empresarios, académicos, asociaciones civiles y autoridades compartieron experiencias sobre la gran serie de ajustes que requiere la industria de transporte marítimo. En resumen, hay mucho qué hacer y no todos en el sector saben por dónde empezar.

Una de las principales vías para acelerar esta transición energética, según lo compartido a través de los dos días de conferencias, es la transición hacia ‘combustibles verdes’, un término que se ha popularizado pero que en la realidad sigue siendo ambiguo ante la falta de criterios claves para la industria.

Es así que los ‘combustibles verdes’ también son una de las principales preocupaciones en todo el sector transporte, puesto que existen muchas dudas sobre cuál será el elegido como estándar en la industria, lo que hace difícil la inversión en grandes proyectos de desarrollo de metanol, amoniaco o hidrógeno.

Ante esto, la industria empieza a tomar como un combustible de transición el Gas Natural, el cual, aunque mejor que otras opciones, ambientalistas no consideran como una opción limpia ni amigable con el medio ambiente.

Sin embargo, a nivel global, existen empresas que ya están trabajando en un horizonte de emisiones cero a partir de un esquema de colaboración con productores de estos biocombustibles, que no compiten con el agua o los alimentos, en donde las navieras puede incluso invertir en la investigación y desarrollo y, a la par, asegurar el consumo de lo producido.

“Va a tener que ver con sinergias en el desarrollo de otros proyectos de gran escala que tienen que ver con la exportación. Por ejemplo, buscar tener una flota que opere con Metanol en el caso del Proyecto de Sinaloa. Podríamos ver esas posibles sinergias”, dijo al respecto José Luis Hinojosa de Hinicio, una empresa de consultoría estratégica especializada en la energía y la movilidad sostenible.

 

Hinojosa explicó que muchos de los esfuerzos en cuanto al desarrollo de los mercados de combustibles verdes requieren un desarrollo tipo HUB, en el que confluyen diversos actores para generar economías de escala. Uno de los retos actuales en el caso del Hidrógeno Verde, combustible que actualmente tiene una brecha de costos que lo hace entre 50 y 300 por ciento más caro que otras opciones.

Ante estas dudas, Javier Salas consultor de GIZ, Agencia Alemana de Cooperación Internacional, recordó que luego de los ajustes de las metas de descarbonización del año pasado, la industria está por iniciar charlas con la IMO para definir “una canasta de medidas que se estará negociando durante los próximos dos años con un elemento ya técnico”. Algo así como un estándar global para la nueva generación de combustibles verdes para la industria marítima, “que va a ser fundamental para pasar de una demanda inicial de este tipo de combustibles ya a un escenario de más marca”, puntualizó.

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