Por Cristina Ibarra

Como profesora, en repetidas ocasiones les recuerdo a los estudiantes que el dinero no es riqueza. Lo que genera riqueza es la cantidad de bienes y servicios que las empresas pueden generar para que nosotros los disfrutemos. Y es que es simple: podemos tener cientos de billetes en un cuarto vacío y aislado, o en una isla, y el dinero no nos ayudaría a quitarnos el frío, el hambre, a generar una vivienda, agua potable, etc. En realidad, la economía genera bienes y servicios que luego intercambiamos por algo que es más fácil de tranzar, como el dinero. Así, cuando hablamos de dinero, o fijamos cantidades para un premio o el precio de algo, lo que en realidad estamos fijando es, por un lado, el valor del trabajo constituido en un bien o servicio, pero por el otro, estamos fijando un ingreso que nos permitirá acceder a otros bienes.

Claro que la teoría del valor es mucho más compleja que esto, pero creo que ello ayuda a entender por qué el que haya más dinero en la economía, o incluso que se incrementen rápidamente los salarios puede que ello no redunde en mayor capacidad de compra, es decir, en mayor poder adquisitivo.

 

Para que ganemos poder adquisitivo es necesario que el sector productivo incremente los bienes y servicios que oferta, de tal forma que más dinero en manos de los consumidores se puede traducir en mayores compras de bienes y servicios, de lo contrario más cantidad de dinero en nuestras manos solo incrementa los precios de los bienes si la producción no crece al mismo ritmo que el dinero. De ahí que a los economistas les interese tanto observar el nivel de la producción medido por el Producto Interno Bruto.

Y de forma general ¿Cómo se incrementa la producción en las empresas? Primero con incrementos en la productividad, por ejemplo, haciendo las cosas de forma más eficiente. También se requiere el acceso a créditos para seguirse expandiendo, seguridad pública y personal disponible para trabajar.

¿Qué pasa con las empresas?

 

El sector productivo está sufriendo, especialmente la agricultura, y las actividades secundarias ya muestran desaceleración. Aunque la inflación actual se explica por varios factores, en el fondo una fuente es la poca capacidad de las empresas para incrementar su productividad. También hay varios elementos del entorno macro, como un tipo de cambio apreciado que ha afectado al sector exportador mexicano, ha impulsado las compras en el extranjero; mientras que las empresas han tenido que hacer frente a mayores costos salariales y mayor observancia fiscal, de ahí que las tasas de empleo informal continúan bastante altas, hasta en 54.1%, y observan ya un crecimiento en febrero de este año, con respecto al último trimestre del año anterior, confirmando también una débil capacidad de la economía para general empleo bien remunerado, pues la informalidad esconde en el fondo niveles bajos de productividad de las empresas.

Reactivación económica con inflación en México

 

En el 2023 se vivió un año de recuperación económica que le permitió al país en promedio recuperar su ingreso per cápita, aunque algunos estados aún pasarán más tiempo para recuperar su nivel productivo prepandemia. (https://revistaespejo.com/2024/02/03/que-tanta-riqueza-per-capita-generan-los-mexicanos/) Al mismo tiempo, el salario mínimo nominal se ha incrementado considerablemente en los últimos años, sin embargo, el poder adquisitivo de los mexicanos se ha visto opacado por el crecimiento de los precios, especialmente el de los alimentos, como se observa en la gráfica.

En el acumulado de julio de 2018 a la primer quincena febrero 2024, la inflación general fue de 33%, pero la de frutas y verduras fue de 65%. Este incremento fue especialmente alto en el último año pues entre febrero 2024 y el mismo mes en 2023 la inflación en frutas y verduras alcanzó el 17.07%.

 

En el caso de la vivienda nueva o usada, los precios también observaron incrementos muy considerables en el mismo periodo. Según la Sociedad Hipotecaria de vivienda en 2018 el precio promedio de la vivienda fue de $804 mil pesos, mientras que para 2023, los precios promedio fueron de 1.6 millones de pesos. Lo que indica un crecimiento promedio de precios del 50% en tan solo cinco años.

Ello impacta de forma muy considerable el acceso a vivienda, pues además la vivienda económica es insuficiente y el ingreso requerido para obtener un crédito de este tamaño es de al menos cinco salarios mínimos, lo que muy poca proporción de la población en México alcanza, apenas el 10% de la población asegurada ante el IMSS, pero tomando en cuenta la media de todos los trabajadores (formales e informales) la cifra es menor del 3.3%, como se muestra en la gráfica de ingresos promedio, más abajo. (Para mayor referencia en el tema hipotecario vea nuestra anterior publicación[1].

Ingresos insuficientes

 

Algunas estadísticas confirman que efectivamente la población, aún con el incremento salarial sin precedentes aún gana por debajo del costo de la canasta alimentaria básica, la cual se compone por 24 productos[2], esta estadística la genera la CONVEAL y se muestra su comportamiento a continuación. Según esta información, se confirma que, aunque este indicador tuvo un gran incremento durante la pandemia, la recuperación económica ha inducido que regresemos a un nivel similar al prepandémico, pero es un indicador aún alto pues el 37% de la población no tiene ingresos suficientes para la compra de la canasta básica.

También, según los últimos datos de la ENOE, el 40.3% de la población ocupada recibe menos de un salario mínimo, 4.9% no recibe ingresos y solamente 11.1% gana más de dos salarios mínimos.

Entonces, ¿El crecimiento no elevó el poder adquisitivo?

 

En el fondo, el crecimiento ocurrido durante el 2023 fue excelente, empero insuficiente pues ya se observa una desaceleración, principalmente en el sector industrial y las actividades primarias, que ya se reflejan en los datos de empleo, inventarios y las proyecciones de crecimiento para este año, ajustándose a la baja; el crecimiento ayudó a la recuperación post COVID tan necesaria, pero el nivel de ingreso de las personas sigue observándose estancado, y afectado enormemente por la inflación.

En conclusión, la economía mexicana continúa con poca capacidad para generar empleos mejor pagados, y aunque el salario mínimo contractual se incrementó, debido a que la mayoría de los trabajadores no están en la formalidad, otros no son asalariados o bien los incrementos del salario no afectaron sus condiciones laborales, el poder adquisitivo de los trabajadores sigue estancando.

Fuentes:

[1] https://revistaespejo.com/2024/02/10/por-que-no-puedo-comprar-mi-casa/

[2] https://www.profeco.gob.mx/precios/canasta/qqpc.php

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*Esta es una colaboración de Cristina Ibarra, presidenta del Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa, para Espejo Negocios.