Con alrededor de dos millones de personas que se movilizaron a las playas de Sinaloa concluye el período de Semana Santa consolidando al sector turismo como uno de los principales motores de la economía estatal, además de traer consigo lecciones a aprender para todos los que se benefician de esta pujante actividad pues de la prosperidad actual podría trasladarse al fracaso si no se cuidan los pilares del desarrollo de la llamada industria sin chimeneas.

En reciente ciclo vacacional tanto los empresarios del sector como las miles de personas favorecidas con fuentes de empleos generados fueron advertidos, con el conflicto de las bandas de música con tambora, que si bien la gallina de los huevos de oro está en su mejor momento, se le deben generar condiciones adecuadas para sostenerla fructífera durante todo el año.

 

En Mazatlán el intento por regular los horarios y el nivel de ruido de la tambora sinaloense originó la intensa polémica que le dio la vuelta al mundo y atrajo la atención del presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Rubén Rocha Moya, ocasionando el momento preciso para encontrar las soluciones intermedias que equilibren los intereses y sobre todo potencien a la Perla del Pacífico dentro de los mejores destinos de playa del mundo.

Los linderos entre el crecimiento y la decadencia se tornan prácticamente invisibles cuando alguna de las partes del diferendo se resiste a las soluciones, y ese hilo delgado que delimita el éxito y la ruina significa también la alerta de que al romperlo el costo a pagar será social y económicamente muy alto. Por fortuna, un acuerdo coyuntural permitió salvar la temporada de Semana Mayor aunque falta el arreglo definitivo con el correspondiente reglamento oficial.

Hasta el momento la hotelería y la música de banda se aproximaron al punto de conciliación que conviene a ambas partes, pero la divergencia sigue viva por la falta de arbitraje gubernamental que lleve al acuerdo duradero fundando en la ley.

 

Vale la pena adoptar medidas civilizadas y respetadas para apuntalar al turismo que en 2023 trajo a Sinaloa a 5.4 millones de visitantes, según datos de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado.

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