Culiacán.- Fadul Duarte es un estudiante de Colombia que llegó a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) como parte del programa de Movilidad Internacional. Lo que pensó sería una oportunidad para crecer académicamente y conocer la cultura de otro país, se convirtió en una mala experiencia llena de penurias e incomodidad debido a la falta de pago de la UAS de las becas correspondientes a su movilidad.

Él, al igual que otros más de 28 becarios pertenecientes a diferentes sectores de la región latinoamericana como Colombia, Brasil, Argentina y Ecuador, que llegaron a Sinaloa para continuar con sus estudios y prácticas en la UAS, han tenido que realizar una colecta entre sus compañeros, pues ante la falta de pago de la beca no tienen dinero para comprar comida o pagar la renta de las viviendas donde se están hospedando.

En entrevista para Espejo, Duarte denunció la mala experiencia que están teniendo en su movilidad al no recibir el apoyo económico que se les prometió. Algunos de estos estudiantes sufren grandes problemas en su salud mental y física debido a esta situación.

“Vinimos a estudiar, a conocer su país, su cultura, la gente ha sido muy amable con nosotros, pero referente a la experiencia académica ha sido muy negativa, tanto la atención como el protocolo y como digo el primer día fue banderas, hicieron entrevistas y después nos dejaron en visto, no contestaban, y la respuesta fue no hay plata”, dijo.

 

Explicó que ellos llegaron a Sinaloa en enero y si bien recibieron los primeros 5 mil pesos de la beca mensual, pasó febrero, marzo y parte de abril sin que les entregaran más recurso. Fue hasta que alzaron la voz y recurrieron a una colecta con sus compañeros universitarios el día 16 de abril, que la UAS les respondió y le hizo entrega de otros 5 mil pesos, pero aún les deben un pago mensual.

“Con lo que nos pagaron ayer nos deben un mes de beca, cabe aclarar que a nosotros nos cobraron intereses por esos meses, pero nos dijeron que no se iban a hacer responsables por eso, o sea a nosotros a parte de los meses que nos quedan debiendo, hay chicos a los que les están cobrando días de demora, y ¿qué pasa? esa plata nadie nos la va a reponer”, dijo.

Esto es realmente preocupante para ellos, ya que muchos deben la renta de las viviendas donde se están hospedando y los arrendatarios ya les han exigido que dejen el lugar ante la falta de pago.

Incluso, hay estudiantes que para poder alimentarse tuvieron que conseguir un trabajo informal y precario donde laboran hasta 10 horas al día por mil pesos semanales, dejando en segundo plano sus estudios y realizando una actividad que es ilegal ya que solo cuentan con permiso estudiantil y no de trabajo.

“Hay chicos que no están desayunando, están comiendo una comida al día para ahorrar dinero. Hay otros chicos que se están trasladando lejos de la ciudad porque están haciendo prácticas y prácticamente están endeudados, están trabajando cuando es ilegal que personas que tienen permiso estudiantil estén trabajando y están trabajando diez horas diarias por mil pesos semanales porque no les pagan lo que es porque somos gente de afuera”, dijo.

 

Duarte mencionó que ya han entablado conversación con el rector, el vicerrector y el coordinador de Movilidad Estudiantil, Marco Iván López Delgado, pero la única respuesta que han recibido es que no hay dinero.

Les ofrecieron que continuaran su estadía en la Casa del Estudiante de la UAS, pero al visitarla, los jóvenes observaron que el lugar no tiene las condiciones adecuadas para vivir.

Para Duarte, la experiencia ha sido muy difícil desde el comienzo, pues “a muchos nos metieron a Migración Colombia, se comunicaron con la UAS y no hubo respuesta porque estaban de vacaciones, duramos dos semanas en migración, tuvimos que comprar nuevamente los vuelos. Son cosas que se están acumulando y que la UAS solamente se lava las manos”, declaró.

Enfatizó que la movilidad no ha sido como la esperaban, ya que han sido días de angustia y ansiedad donde cuentan los días para que llegue junio y puedan regresar a sus países con sus familias.

Por su parte, la Universidad Autónoma de Sinaloa no ha emitido aún un comunicado oficial en respuesta a estas denuncias. Espejo buscó vía Whatsapp la declaración de Robespierre Lizárraga, encargado del Despacho de Rectoría de la UAS, pero hasta el momento de la redacción de este artículo no se ha recibido respuesta.

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