El razonamiento que realizó en Culiacán el intelectual Enrique Krauze, planteando que la prioridad de quien resulte electa presidente de México el 2 de junio será la de promover la reconciliación nacional, está en la misma línea de aspiraciones de la mayoría de los sectores del país que observan inquietos cómo la sociedad se halla fracturada porque desde los pódiums políticos predomina la confrontación y el discurso de odio.

El historiador y ensayista reflexiona en el mismo tono en que recapacitan millones de mexicanos: ya sea Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez la que tome el timón mexicano deberá operar con rapidez para resanar las fisuras que deja el enfrentamiento por la conquista del voto, mismas que agudizan el agrietamiento de instituciones y ciudadanos que todos los días promueve asiduamente el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el primer día de su mandato.

Krauze, al ofrecer la conferencia “La participación ciudadana en una sociedad democrática” organizada por la Coparmex, exhortó a recuperar la concordia lo cual implica reconocer lo positivo realizado hasta ahora, corregir los errores y sobre todo evitar la polarización. “Hay que corregir, yo no soy partidario de atizar las pasiones”, complementó.

 

En el llamado a la reconciliación el autor del libro “La presidencia imperial” y abiertamente simpatizante con la aspiración presidencial de la abanderada por la alianza Fuerza y Corazón por México, precisó que deben tenderse puentes con los pequeños y medianos empresarios de México porque “este es un país de empresarios, de gente que trabaja por su cuenta, que puso el negocito, que se esfuerza”.

En efecto, la principal derivación del voto sería el restablecimiento de la alianza social en torno a México, difuminando de inmediato posterior al 2 de junio los rencores, discriminaciones y preferencias que deje la elección constitucional.

Una nación dividida con resentimientos que anidan en el alma de la sociedad y con la segmentación atizada desde el Poder Ejecutivo Federal, estaría condenada a proseguir en la senda del atraso político, económico y social en el que la encarrila López Obrador.

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