La activación de los sectores sociales de Sinaloa con el requerimiento de construcción de paz pronta y duradera en Culiacán y demás municipios diezmados por la jornada violenta registrada desde el 9 de septiembre a la fecha, le da forma a la lucha en la trinchera cívica que además de la exigencia de mejor seguridad pública propone la acción conjunta de gobierno y sociedad para avanzar con mayores celeridad y resultados en la reposición del Estado de derecho.

El pronunciamiento dado a conocer ayer con el apoyo de casi una centena de sectores y actores claves en los quehaceres lícitos de los sinaloenses le viene como agua al fuego por la pertinencia del pacto social que unifique esfuerzos para la contención de grupos u organizaciones delictivas que someten a los ciudadanos al miedo y de tal pasmo extensivo deriva la parálisis en actividades económicas, educativas y de movilidad humana.

 

Los firmantes hacen posible que se escuche a través de ellos la voz de miles de familias que sufren las consecuencias de la violencia y que desde el silencio obligado por el miedo de igual manera detectan la “la prioridad de recuperar, cuanto antes y de manera contundente, los derechos ciudadanos al libre tránsito, al trabajo y la educación, sin que el miedo y la violencia nos impidan ejercerlos en libertad”.

El posicionamiento reconoce los esfuerzos de los cuerpos policiales locales, del Ejército, Marina y Guardia Nacional; de todos aquellos que buscan mantener la paz social y la tranquilidad en la capital y las comunidades, y hace la propuesta de “un diálogo inmediato y abierto con el titular del Poder Ejecutivo, y con otras autoridades Federales y Estatales encargadas de la seguridad ciudadana, en una exigencia respetuosa y colaborativa para abrir un espacio de construcción como aliados en favor de la paz, justicia y prosperidad de Sinaloa; hogar común de los que repudiamos la violencia, el abuso y la injusticia”.

Si Culiacán es el foco de las confrontaciones entre el crimen organizado, también debe ser el centro neurálgico de las razones y las motivaciones en favor de la restauración de escenarios de tranquilidad y legalidad.

 

Cualquier letargo prolongado de los ciudadanos, sea por apatía o al ser presa de desconfianzas, lo aprovecharán quienes al margen de la ley hallan vía libre cuando la anarquía dicta el estado de silencio.

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