Culiacán.- Como sociedad, los sinaloenses tenemos que realizar ‘un hecho de conciencia’ que nos permita aportar a la civilidad y a la paz en nuestras ciudades y comunidades, señaló Ronaldo González Valdés.
En entrevista para ESPEJO el sociólogo, historiador y autor del libro ‘Culiacán, culiacanes, culiacanazos’, indicó que, si desde la sociedad se quiere impulsar un verdadero proceso de construcción de paz, este debe ir más allá de la indignación y la catarsis de las marchas o manifestaciones.
Estas, reconoció el académico, son lo mínimo que podemos hacer y deberían abrirse a lo social “en toda su amplitud y diversidad”.
“Reconocer e incorporar a otros actores sociales que no pueden formalizarse en la sociedad civil convencional conformada por las cámaras de comercio y empresariales, las instituciones de asistencia privada o los organismos gremiales de profesionistas”, explicó.
El historiador reconoció que los niveles de violencia vividos durante las últimas semanas en Sinaloa se dejan ver en muy distintos ámbitos como el económico, el educativo y en un ambiente de miedo. “En el económico con la semiparalización de la actividad comercial en ciudades como Culiacán, en la educación con la migración obligada a clases en línea, en el desánimo colectivo al que se suma la marea terrible de mensajes en las redes sociales y grupos de whatsapp, en la vida pública misma que afecta a los políticos y gobernantes y los sume en el descrédito”, explicó.
Ante esto, añadió, marchas por la paz como la convocada el pasado 29 de octubre, “deben propiciar la coordinación permanente para hacer propuestas que desaten nuevas sinergias sociales”.
Durante dicha marcha, el académico propuso a líderes de Asociaciones Civiles e Instituciones de Asistencia Privada la posibilidad de elaborar una metodología para integrar a estos organismos en objetivos comunes por sectores o áreas de actividad. Esto, aseguró, multiplicaría sus impactos comunitarios.
Por último, González Valdés advirtió que no es lo mismo pretender incidir en el medio rural que en el urbano, en los altos que en los valles, o en las colonias populares que en los fraccionamientos de clase media.
“Necesitamos trabajar con los jóvenes en el empleo, la educación, y sobre todo en el despliegue de formas de convivencia más fecundas y gratificantes en sus lugares de residencia. Esto es fundamental: los jóvenes son víctimas del actual estado de cosas”, alertó.
Respecto al Gobierno de Sinaloa, opinó que este se ha dedicado a atender la violencia de manera reactiva. Es en este sentido que el gobernador Rubén Rocha Moya “tiene que mostrar un plus, un esfuerzo también extraordinario”, concluyó.
No hay que olvidar que derivado de la violencia que inció en Culiacán el 9 de septiembre y que a lo largo de casi un mes se ha extendido a otros municipios del centro y sur de Sinaloa, ha dejado más de 150 personas asesinadas, una cifra aún mayor de personas privadas de su libertad y más de 180 denuncias por despojos de vehículos, además de constantes enfrentamientos, bloqueos, robos y saqueos a establecimientos comerciales.
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