Sinaloa.- No hay otro camino. Para construir la paz en Sinaloa primero es necesario que, como sociedad, realicemos una reflexión profunda y autocrítica en la que reconozcamos el papel que cada uno de nosotros hemos jugado en nuestras formas de relacionarnos con la violencia, señala la académica Nayeli Burgueño.

En entrevista para ESPEJO, la investigadora de procesos de violencia, inclusión y movilidad humana, señala que episodios de violencia directa como el actual se han repetido históricamente en Sinaloa. Si esta situación sigue y crece a través de los años, añadió, se debe a que como sociedad nos hemos negado a ver y a atender aquellas violencias estructurales y culturales que sostienen a la violencia de alto impacto.

Esta violencia, indicó, se observa claramente en la falta de oportunidades económicas para los jóvenes.

“Si tu te das cuenta, los desaparecidos son chavitos, son jóvenes y ¿qué oportunidades reales tienen estos chavos de salir adelante?”, cuestionó.

En este sentido, hizo énfasis en lo peligroso e irresponsable que es el discurso de “somos más los buenos”, pues esto tiene como fondo una ideología que polariza e invisibiliza las causas que generan las condiciones antisociales, y que resultan en el beneficio de pocos a costa de muchos.

“Esto es muy peligroso, esta polarización es muy peligrosa y queda una reflexión muy limitada”, reprobó.

 

En lugar de esto, debemos reconocer que las condiciones económicas y de justicia social en México y Sinaloa son terribles, sobre todo en las zonas rurales.

“Y esto tenemos que discutirlo, aceptarlo y reconocerlo. Sobre todo estas inequidades y altos niveles de pobreza existentes sobre todo en las zonas rurales, que es donde se detona mucha de la violencia y donde se da origen a muchas de las organizaciones delictivas”, lamentó.

En cuanto a la violencia cultural, la académica señaló que la narcocultura ha sido fácil de reproducir porque su narrativa de éxito y dominación es la misma que la del capitalismo contemporáneo. Esto, llamó, es algo que debemos cuestionar.

“No es que el narco los haya inventado sino que ellos representan, por su capacidad económica, por su capacidad de transgredir, de tener ese poder, ellos representan esos valores que están presentes en la cultura del capitalismo contemporáneo”, reconoció señalando que la lógica criminal del narcotráfico no se aleja de la lógica del crecimiento económico privado.

 

Así, explicó Burgueño, debemos ver que la violencia no está solo en las calles, sino en nuestras relaciones de poder, en nuestras relaciones familiares, de pareja o laborales. 

En este sentido, la académica reconoce que, a pesar de que hemos sido coparticipes de todas estas lógicas violentas, no podemos culparnos solo a nosotros mismos, “porque esto es producto de lo que el capitalismo nos ha impuesto”. Lo que sí podemos hacer, invitó, es preguntarnos y analizar cómo es que reproducimos la violencia y cómo esta se encuentra presente también en cada uno de nuestros ámbitos.

Solo así podremos observarla, combatirla y erradicarla, añadió.

“Yo creo que es el primer paso porque estamos siempre buscando respuestas externas. Pero hay una responsabilidad también, una reflexión que tenemos que hacer socialmente hablando”, puntualizó.

 

Más sobre construcción de paz: