La Fiscalía General del Estado cometió el error de asumir a pie juntillas la declaración del testigo principal y acompañante de Héctor Melesio Cuén Ojeda cuando éste fue asesinado el 25 de julio en una finca del sector Huertos del Pedregal, en Culiacán, donde presuntamente se reunió con el entonces jefe del Cártel de Sinaloa, Ismael Zambada García, el narcotraficante que desde ese mismo lugar fue llevado en contra de su voluntad para entregarlo a la justicia de Estados Unidos.

La institución ministerial cayó en el engaño al creer la falsa historia del homicidio que se cometió en una gasolinera del norte de la ciudad, con el móvil del asalto, y omitió una serie de pruebas periciales, cuidado de la escena del crimen y procedimientos de las ciencias forenses que le hubieran permitido determinar las características reales del crimen que ha develado la Fiscalía General de la República al tomar en sus manos las indagatorias y disponerse a sancionar las fallas procedimentales en que incurrió la FGE.

Sin embargo, prevalece la duda de quién y para qué idearon el montaje a pesar de que la fiscalía nacional da a conocer que el principal testigo del caso, que es empleado de la Universidad Autónoma de Sinaloa e hijo del dirigente y diputado del Partido Sinaloense, Víctor Antonio Corrales Burgueño, y usó un vehículo particular para transportar a Cuén Ojeda antes y después de que perdiera la vida, ya cambió la versión original que dio pauta a la errática indagatoria del Ministerio Público local.

La información proporcionada a cuentagotas da lugar a que continúen las especulaciones y que a la situación de violencia de alto impacto que afecta a Sinaloa se le agreguen elucubraciones que tienen sustento en maniobras para desviar la atención del ex rector de la UAS que se ha demostrado sí estuvo en el lugar al que asistió “El Mayo” y que allí mismo fue asesinado por motivos que no son del conocimiento público.

En el caso Cuén Ojeda la FGR está obligada a que la procuración de justicia resulte transparente, verídica y creíble para cerrarle el paso a especulaciones que emanan del desconocimiento de la verdad jurídica y las acciones penales que deriven. ¿Quién armó el montaje para evitar que se conociera de la reunión entre Zambada y el fundador del Partido Sinaloense? ¿Cómo se agendó y convocó a ese encuentro que desencadenó la muerte del diputado federal electo? La respuesta debe conocerse con pruebas sólidas, no especulaciones desatinadas.

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