Sinaloa.- Absolutamente todo ser humano ha sido cuidado y ha sido cuidador, lo que hace de esta actividad el gran soporte de la convivencia para la paz social, señaló el psicólogo social y de la salud Mario Carranza Aguilar.

En entrevista para Espejo, el académico que fuera líder en proyectos de intervención psicosocial en Villa Juárez, Coyotitán e Iztapalapa, señaló que el fortalecer una política de cuidados desde la familia es punto de incidencia para reconstruir el tejido social y la sana convivencia comunitaria.

Durante años, Carranza acompañó a estudiantes de licenciatura a realizar sus prácticas profesionales en estas comunidades, donde en algunos casos les tocaba atender a cuidadores con familiares que tenían actividades delictivas.

Sin embargo, estos siempre respetaron y permitieron su labor, pues dice, reconocían que la Universidad iba a trabajar en beneficio de la gente y para fortalecer esta relación de cuidado. “Entonces ahí hay una figura de respeto que tiene que ver con la actividad del cuidado que desarrollamos hacia los demás”, comentó.

Desde este enfoque, explicó el psicólogo social, los cuidados no solamente son el conjunto de actividades instrumentales para atender a una persona enferma, vulnerable o en necesidad de atención; sino también un enfoque de vida que todos en algún momento debemos o podemos asumir.

“Cuando me asumo como un agente que tiene que cuidar (porque es un derecho social el cuidar al otro y el que te cuiden), te cambia la percepción porque entonces sientes y te reconoces como una persona que está obligada a respetar la vida, a respetar la integridad y los derechos de los otros para que te respeten los tuyos”, explicó.

“Entonces no creemos que el cuidado sea solamente un conjunto de actividades instrumentales o prácticas, sino un reconocimiento identitario de lo que somos y eso ayuda mucho a que la gente se preocupe más por el otro. Que te autolimites para hacerle daño a otro, porque tu obligación es cuidarlo”, añadió.

 

Durante 15 años trabajando en Villa Juárez, 13 en Coyotitán y 10 en Iztapalapa, Carranza Aguilar ayudó a fortalecer las competencias psicosociales en el cuidado de cientos de personas, así como a generar decenas de redes de convivencia comunitaria que pronto empezaron a funcionar no solo para el tema de cuidados, sino también para resolver otro tipo de problemáticas comunitarias. Así Carranza defiende que el cuidado es la forma más significativa para la convivencia y, por tanto, la forma más significativa para la no violencia.

Estos proyectos, surgidos en Sinaloa y exportados hacia la Ciudad de México, han sido soporte para el Sistema de Cuidados de la Ciudad de México, y posiblemente sus experiencias se tomen en cuenta en la Ley del Sistema Nacional de Cuidados, indicó.

Mientras que en Iztapalapa el proyecto de intervención sigue en marcha ya sin su participación, en Villa Juárez y en Coyotitán tuvieron que ser detenidos ante explosiones de violencia en dichas regiones, en los años 2017 y 2018 respectivamente.

Sin embargo, ante la coyuntura violenta agudizada desde hace mes y medio en Sinaloa, el investigador llama a recuperar este tipo de experiencias positivas “en las que muchas personas tienen que ser recuperadas para poder dar ese salto a una nueva paz social y a unas nuevas formas de convivencia”.

Actualmente Culiacán y varios municipios del sur de Sinaloa viven una creciente espiral de violencia que ha sido denominada “narco guerra” por la discputa entre dos facciones del Cartel de Sinaloa, con saldos fatales de más de 200 asesinatos, una cifra similar de desapariciones forzadas y despojos de vehículos, además de saqueos a comercios y un autoconfinamiento diario después de las 20:00 horas debido a la inseguridad.

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