Como una consecuencia directa de un débil crecimiento económico y la crisis de violencia en la entidad, Sinaloa experimentó una contracción histórica en el número de puestos de empleo formal al cierre de 2024. ¿Por qué debería importarnos, y cuál es la relevancia de la generación de puestos de trabajo formal en la economía?

Entendemos por empleo formal a aquellos que se crean mediante la firma de un contrato formal y legal, respetando los derechos laborales del trabajador, como la garantía de un salario, acceso a servicios de salud, ahorro o pensión para la vejez, entre otras prestaciones.

De acuerdo con Rosa Aguilar Carvajal, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa, miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, la capacidad de generar puestos de empleo formal es fundamental para el desarrollo económico y social de cualquier entidad, pues es un factor que termina beneficiando a todos los actores de la sociedad.

Por un lado, el empleo formal provee de certeza al trabajador, con acceso a seguro social y otras garantías que la Ley Federal del Trabajo establece, como el pago puntual e integro de su salario. Además, los empleos formales generan carga fiscal, que contribuyen a la recaudación tributaria de la entidad y financian los proyectos gubernamentales.

Además del estado y los trabajadores, el empresario también puede beneficiarse de la formalización del empleo.

“Para los empresarios la formalidad impulsa la innovación, la adopción de tecnología y el acceso a financiamiento, lo que beneficia a sectores estratégicos de Sinaloa como la agricultura, pesca, turismo e industria manufacturera” explica Carvajal.

 

Otra dimensión en la que la generación de empleo formal puede ayudar al desarrollo de la economía, añade la académica, es mediante el aumento en la confianza de los inversionistas, de forma que resulta un factor para la atracción de capitales nacionales y extranjeros.

Esto último resulta especialmente relevante para Sinaloa, al ser un estado con un fuerte potencial exportador en el sector agrícola.

Cristina Ibarra, presidenta del Colegio de Economistas de Sinaloa, concuerda en que la formalidad propicia desarrollo económico, tanto en el corto como mediano plazo.

Añade, además, que la incapacidad de la economía sinaloense para generar empleos formales es una muestra de que la violencia impide el crecimiento y desarrollo, compartida con la crisis hídrica que ha afectado a la agricultura, uno de los motores de la economía local.

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