Al mismo tiempo que la violencia se manifestó en su cruda realidad en el centro y sur de Sinaloa, en Culiacán se llevó a cabo la numerosa concentración de familias en la actividad llamada clase nacional de boxeo que el gobierno impulsa para combatir el consumo de drogas y la delincuencia promoviendo el deporte.

Los grupos confrontados al interior del cártel de Sinaloa están midiendo la voluntad ciudadana para salir del miedo que impone la narcoguerra, y en cuanto asoma alguna labor de pacificacion la abaten con hechos como el ataque hoy a un centro de rehabilitación ubicado en Colinas de San Miguel, del cual se reportan 9 personas muertas y 5 heridas.

Los ciudadanos muestran disposición para iniciar acciones que, aunque incipientes e insuficientes, significan construcción de paz y en todo caso escalarían en involucramiento e impacto hasta representar la gran presencia social frente a la embestida de la delincuencia prolongada durante siete meses.

Pero la delincuencia se manifiesta más persistente en generar violencia como lo evidencia el sur de Mazatlán con el choque de la fuerza pública federal y estatal con un grupo de delincuencia del narcotráfico, que dejó a cuatro personas abatidas, entre éstas a una mujer que es víctima inocente.

En este ambiente donde pocos luchan por la paz y el crimen crecido e incontenible persevera en devastarlo todo, debe multiplicarse la tarea cívica por volver a vivir con tranquilidad y en la legalidad, con actividades como la del domingo que sin el ingrediente político ni otro tipo de factores de división hagan causa común en la divisa de paz.

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