La diez acciones que presentó la asociación Civitas Universidad para lograr que se les restablezcan derechos y certeza laborales a la plantilla docente de la Universidad Autónoma de Sinaloa, abona a la cada vez mayor exigencia ciudadana de que la institución de educación superior sea uno de los puntales más firmes del desarrollo y deje de ser ariete de ambiciones y grupos políticos.

La organización que preside Jorge Ibarra Martínez se ha establecido como contrapeso frente al Partido Sinaloense y su líder Héctor Melesio Cuén Ojeda, al plantear iniciativas que le repongan la razón de ser a la centenaria casa de estudios, en este caso en lo referente a las condiciones en que laboran los académicos que padecen “vías extrainstitucionales al margen de la ley que marcan la manera en que un profesor puede ascender al interior de la universidad, así como la falta de transparencia en la asignación de plazas”.

El decálogo consiste en delimitar la facultad del rector para la realización de contrataciones directas, que le otorga la Ley Orgánica de la UAS; fortalecer las facultades de las comisiones mixtas, para que vigilen que las contrataciones y asignaciones de cargos cumplan de manera rigurosa con lo que estipula la normatividad universitaria; implementar que todas las contrataciones en la universidad se den a partir de convocatorias abiertas y públicas; hacer obligatorios los exámenes de oposición para plazas de tiempo completo y reemplazar el programa de Doctores Jóvenes, con una política de reclutamiento de talento global.

 

Además propone transparentar el programa de estímulos al desempeño, y prolongar su proceso de evaluación a dos años; crear un reglamento para la contratación de personal de confianza; establecer un programa para eliminar la burocracia; otorgar las titularidades de sus dos materias a los maestros de asignatura de acuerdo con su perfil académico y ampliar las becas al estímulo académico a personal docente que tenga una carga mínima de 16 horas semanales.

La relación entre trabajadores y patrones debe abandonar las cláusulas perniciosas que sujetan a tareas forzadas que lejos de corresponder a derechos laborales acuden a otros tipos de esclavismos que sujetan las conciencias, el libre albedrío y la decisión de elegir militancias.

La UAS debe renovarse frente a tales prácticas porque en ella anidan el conocimiento y la inteligencia y es una contradicción que insistan los dirigentes de la casa de estudios en el sometimiento y la pertenencia a los designios del Partido Sinaloense.

 

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