México.- El crimen organizado ha estado presente en 9 de cada 10 Áreas Naturales Protegidas (ANP’s) en zona terrestre en México, señaló el Criminalista y doctor en Ciencias Sociales, José Luis Carpio-Domínguez.

Con base en datos del CIDE, Semarnat y otros estudios académicos, Carpio-Domínguez señala que los grupos del crimen organizado han mantenido actividades en hasta el 40 por ciento de todas las ANP’s, marítimas y terrestres, del país, alcanzando hasta el 90 por ciento en el caso de las ANP’s terrestres y 35 por ciento en el caso de las marítimas.

Durante la conferencia “Criminalidad ambiental en Áreas Naturales Protegidas en México”, José Luis Carpio-Domínguez señaló que los grupos criminales toman estos espacios para mantenerse alejados de los centros de población y buscando las condiciones adecuadas para realizar actividades ilícitas como tala ilegal, siembra o producción de drogas, o incluso el comercio de otros productos como el aguacate.

“Es una característica del crimen organizado que van cambiando, adaptándose, generando nuevos sistemas de ingresos económicos y buscan ocupar territorios como una estrategia de garantizar, tanto poder, como distribución de su influencia”, explicó.

El estudio, publicado en el 2021, señala que las afectaciones de está apropiación del territorio van más allá del daño ambiental, pues también generan dificultades para el personal encargado de la conservación y afectan el desarrollo de las comunidades que colindan con estas áreas.

“Hay que reconocer que durante y después de la lucha contra el crimen organizado se derivaron algunas cosas; por ejemplo, que personal de la Conanp tuvieron que aprender a hacer conservación en entornos de peligro, en entornos violentos. Cosa que únicamente atendían las fuerzas de seguridad pública”, indicó el académico.

mapa ANPS CO

La experiencia sinaloense ante el actual conflicto violento entre facciones del Cártel de Sinaloa ha mantenido paralizados a biólogos, guardianes y ambientalistas que realizan actividades como investigación científica, ecoturismo, senderismo y observación de aves, entre otras.

A dos meses de iniciada la espiral de violencia, sus efectos han alcanzado a zonas naturales en municipios como Elota, Cosalá, San Ignacio y Concordia. Todos reconocidos por su importante biodiversidad y la presencia de especies en peligro como la guacamaya, la chara pinta y el jaguar.

Al comparar aquellas regiones en las que se han concentrado los eventos de violencia con aquellas zonas protegidas o de importancia para la biodiversidad y la conservación, se pueden observar diversas áreas que siguen inaccesibles para la ciencia y para el público en general.

El punto rojo más claro se encuentra en la comunidad y el área natural El Palmito, decretada así por ser área de distribución y reproducción de la Chara Pinta Sinaloense (Cyanocorax dickeyi).

Desde mediados de septiembre, a unos días de la explosión de hechos violentos, decenas de familias han sido desplazadas del poblado ante los fuertes enfrentamientos de grupos armados que han ocurrido en la zona.

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