El área del mercado de abastos de Culiacán ha sido un foco de hechos violentos que han terminado con la vida de 11 personas desde el inicio de la guerra interna del Cartel de Sinaloa, a partir de la segunda mitad de 2024. Los trabajadores del complejo comercial explican su sentir con respecto a esta situación, concordando en que “no queda de otra mas que seguir trabajando“.
“Hacemos lo que podemos por sobrevivir. La respuesta no es dejar de trabajar, o «quédate en casa», como luego dicen, porque entonces los hijos dejan de ir a la escuela y el refri se queda vacío”, dijo José a Revista Espejo.
Desde muy temprano, entre calles enlodadas y edificaciones en evidente estado de abandono, personas con diablitos y pequeños remolques se apresuran para trasladar costales y cajas, llenas o vacías, en el mercado de abastos de Culiacán. Este comprende la Central de Abastos y el mercado Humberto Gómez Campaña, junto con los negocios circundantes.
Este complejo se encuentra en la orilla de la carretera libre México 15 Culiacán-Mazatlán, entre las colonias 21 de Marzo y Alturas del Sur, en el sureste del área urbanizada de la capital sinaloense. En ese tramo se pueden encontrar, además, numerosos moteles de paso.
Se trata de un centro neurálgico del comercio al por mayor en la entidad. De acuerdo con Daniel Tapia Sánchez, director general de Banco de Alimentos de Culiacán I.A.P., el mercado mueve cerca de 1500 toneladas de mercancías diarias, generando más de 4 mil empleos directos.
Sin embargo, hoy el área está fuertemente militarizada. Camionetas del Ejército Mexicano resguardan los accesos y salidas, además de patrullar, incluso con vehículos de blindaje pesado Ocelot, los alrededores del complejo. Esto, luego de una serie de eventos violentos que tuvieron lugar en el área en los últimos meses.
El más reciente ocurrió la noche del 23 de septiembre. Se trató de un ataque a un inmueble ubicado en la esquina de la calle Santa Lucía y un callejón sin nombre detrás del mercado Humberto Gómez Campaña, mismo que terminó con un hombre muerto en el lugar y otros dos que fallecieron en el hospital. Entre estos, un menor de 17 años.
Los impactos de bala todavía son visibles en la fachada del domicilio. Los trabajadores de los alrededores no pudieron confirmar qué actividad se realizaba en el mismo, más allá de la montaña de escombros de coco que tiene enfrente.
“Tenemos un chingo de gobierno, pero el malandro no es tonto. Se esperan a que el militar se vaya para llegar y hacer lo que venga a hacer. […] Gracias a Dios yo no debo nada. Puedo ir hasta la casa del Mayo Zambada y no me pasa nada porque no le debo nada a nadie”, dijo entre risas un trabajador del área, al referirse sobre la fuerte presencia de seguridad en la zona.
Sobre los motivos que podrían originar que el Mercado de Abastos fuera el escenario de tanta delincuencia, un comprador entrevistado por Espejo hizo referencia a que las colonias del sector han sido zonas conflictivas desde hace años, lo que aunado con el abandono gubernamental, genera que el área siempre sea un “desmadre”.
“¿Para qué? ¿Ustedes lo van a solucionar?” Decía con evidente hartazgo la misma persona al recién abordarlo sobre el tema de seguridad en el mercado.
Otro trabajador mencionaba ni siquiera haberse enterado de los incidentes de seguridad que han sucedido en la zona en los últimos meses. “Eso yo ni lo oí“, decía despreocupado, antes de compartir su visión sobre cómo el descuido de los padres a sus hijos han provocado la crisis de violencia en la que Sinaloa se ha sumido.
“No nos queda de otra más que seguir trabajando“, termina José, antes citado.
El mercado de abastos exhibe un deterioro profundo.
Además de la violencia directa que han tenido que afrontar sobre todo en el último año, los locatarios del Mercado de Abastos resienten los efectos económicos de la caída en el consumo, en otra consecuencia de el periodo violento en Culiacán.
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