Revista ESPEJO publica hoy la cuarta y última entrega de la serie El aire que respiramos en Sinaloa, realizada por el periodista César Hernández para provocar la introspección colectiva en un tema poco abordado en lo local, a pesar de que tiene mucho que ver con la calidad de vida y la salud pública, no obstante que a las autoridades federales, estatales y municipales les resulta indiferente a tal grado que la inversión para atender el problema es proporcional a las desidias.

La indagación periodística expone las insuficiencias y fallas en la medición de la calidad del aire en Sinaloa, mostrando con sustento técnico que existen en el estado cuatro estaciones de monitoreo pero sin el mantenimiento adecuado a pesar de que mantenerlas en buen estado no es tan caro, lo que ocasiona que organismos como Mapasin y Redspira, subsanen lo que el gobierno está obligado a hacer por ley.

 

Además se muestran hallazgos importante como el hecho de que Mazatlán registró 58 días con malos niveles en la calidad del aire, en el período de diciembre de 2023 y febrero de 2024; que los efectos negativos en la salud de las personas son lentos aunque a largo plazo resultan mortales y poco se les informa a éstas de los posibles riesgos sanitarios, y el reconocimiento de la Secretaría del Bienestar y Desarrollo Sustentable del Gobierno del Estado de que las cabinas de monitoreo no operan “por la falta de presupuesto”.

Ha llegado el momento de que las instituciones estatales y municipales relacionadas con el cuidado del medio ambiente adopten acciones de prevención en Sinaloa, trasmutando de la apatía a las decisiones correctas para hacerle frente a fenómenos como el efecto invernadero y el calentamiento global, traducidos en alteraciones en los ciclos de la naturaleza con consecuencias para todas las actividades humanas.

¿Debe el gobierno implementar una especie de Hoy no circula en las principales ciudades sinaloenses? ¿Puede esperar el tiempo que quiera para mostrar mayor energía para el control de contaminantes de la industria y el transporte? ¿Se necesita contener el fuerte flujo al estado de automotores chatarra conocidos como “chocolates”?

¿Qué espera para crear la infraestructura adecuada de medición que entere a oportunamente los ciudadanos sobre la calidad del aire que respiran? Esas son las repuestas que Sinaloa necesita y que ESPEJO coloca en la conversación pública.

 

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