Ayer el fundador de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, Óscar Loza Ochoa, rendía el informe de labores correspondiente al año 2023 y al mismo tiempo la violencia mostraba toda su fuerza y crueldad con el asesinato de tres jóvenes, dos mujeres y un hombre, en el sector San Fermín, en Culiacán.

La autenticidad insiste en imponerse al estado de cosas que presentan las instituciones de seguridad pública pues los hechos continúan esparciendo miedo y las autoridades esgrimen el alegato de que estamos mejor que antes, estancados en la baja del número de homicidios sin notar que otros delitos de alto impacto impiden que se asiente la sensación de paz y prevalencia de la ley.

 

En el marco del 16 aniversario de la CDDHS, Loza Ochoa destacó problemáticas sociales de Sinaloa que configuran una grave crisis de derechos humanos, tales como las relacionadas al campo y los precios bajos para las cosechas que afecta a productores en general, la sequía que crea cadenas de daños a las actividades económicas, la situación en que viven los jornaleros agrícolas y la carencia de vivienda digna para familias de bajo poder adquisitivo.

También se refirió a las desapariciones forzadas que siguen en México, así sean 92 mil las víctimas que registra el gobierno o las 113 mil que reportan los familiares; a los 38 feminicidios, 328 violaciones sexuales y 566 homicidios dolosos y 96 culposos que reportó la Fiscalía General del Estado en 2023, datos estadísticos que abaten la esperanza de vivir la paz plena que los sinaloenses anhelamos.

Y mientras la autenticidad fluía en el informe de Loza, la delincuencia ponía su parte para no caer los sinaloenses en la ilusión de que estamos más seguros.

En el fraccionamiento San Fermín personas armadas entraron a un domicilio, asesinaron a tres jóvenes de entre 18 y 23 años de edad, y sin más se fueron confiando en que la impunidad haga el resto, dejando el rastro de terror que patentiza el desamparo ciudadano.

 

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