La calificadora S&P Global Ratings emitió un comunicado de prensa a inicios de febrero en el que expuso su decisión de ratificar las calificaciones soberanas de largo plazo para México, en moneda extranjera en BBB y en moneda local BBB+, con perspectiva estable.

Según se lee en el documento, se encontró que las condiciones macroeconómicas son los suficientemente estables para ratificar la calificación.

Además, el crecimiento del PIB visto en 2023 -respaldado por una sólida demanda y disminución efectiva de la inflación- despejan las dudas sobre la transición de poderes que tomará lugar este año. Así, el organismo descarta riesgos producto de los procesos electorales que puedan afectar la tendencia de crecimiento.

La democracia y el marco institucional de México han generado estabilidad política y cambios regulares de gobierno durante las últimas dos décadas. Esperamos que las elecciones de este año no sean diferentes.

 

La calificadora indica en el documento que dicha decisión se toma bajo la expectativa de que prevalecerá un manejo macroeconómico cauteloso de aquí a dos años, independientemente del resultado de las elecciones. Dicha expectativa incluye un retorno a déficit fiscales bajos por parte de la nueva administración.

Consideramos que el próximo gobierno corregirá el aumento del déficit este año, en línea con el historial de las políticas establecidas en México.

 

Entre los riesgos para la calificación crediticia de México, se menciona un posible retroceso en las relaciones entre los socios del T-MEC, que podrían gravar la confianza de los inversionistas y, por tanto, en la valoración crediticia del país. Así mismo, un déficit fiscal continuadamente elevado significaría el aumento de la deuda pública por encima de lo esperado. El informe, de solo 11 páginas, resalta alrededor de 4 veces la importancia de controlar el déficit en el futuro próximo.

No se deja de mencionar el peligro que las endeudadas paraestatales, Pemex y CFE, representan para las finanzas públicas.

El comunicado incluye una descripción del escenario ideal que podría llevar a un aumento en la calificación crediticia. Se resalta una gestión política y económica eficaz que impulse la trayectoria del débil crecimiento de México. Un panorama de inversión más dinámico, con iniciativas que respalden las reservas fiscales.

Ampliar la base tributaria no petrolera para mitigar los potenciales pasivos contingentes provenientes de las empresas propiedad del gobierno en el sector de energía, podrían mejorar la calidad crediticia.