Culiacán.- El consumo de alcohol en los niños, niñas y adolescentes es un problema de salud pública, donde el entorno familiar juega un papel crucial en su incidencia, afirmaron expertos en salud y psicología.

Manuel Velázquez, director del Centro de Integración Juvenil de Culiacán (CIJ), explicó que cuando los jóvenes se enfrentan a conflictos y carecen de una comunicación asertiva en su entorno familiar, pueden recurrir al consumo de alcohol como una forma de escape.

“La familia juega un papel muy importante en este tema de consumo o no consumo de sustancias. No quiero decir que son los responsables de que se tenga el consumo, pero sí tiene mucha influencia”, dijo.

 

Lamentó que en la cultura sinaloense, el consumo de sustancias como alcohol y tabaco está muy normalizado, por ejemplo, en fiestas infantiles se suele observar altos niveles de consumo de bebidas alcohólicas entre los adultos. Además, hay ocasiones en las que se les da a “probar” cerveza a las niñas o niños solo por diversión.

“El mensaje que dan es que las bebidas alcohólicas están en el evento, entonces se está normalizando un consumo y el mensaje es que cuando seas grande tendrás la oportunidad de tomar bebidas alcohólicas”, dijo.

 

La disponibilidad de alcohol también es un factor que influye en el consumo entre los jóvenes. Velázquez destacó que, a pesar de las normativas que prohíben la venta de alcohol cerca de los centros escolares, la realidad es diferente. “Hemos visto Oxxos a la disposición a la venta de cerveza y que están a contraesquina de las escuelas”, comentó. Esta fácil accesibilidad contribuye a que los jóvenes obtengan alcohol con relativa facilidad, a pesar de las restricciones legales.

“Es una parte cultural de mucho error porque finalmente estamos normalizando el consumo de alcohol, de tal forma que cuando ellos empiezan a tener oportunidad de consumir, tenemos niños de 10 años que ya consumen alcohol, identificándolo con que se sienten relajados”, dijo.

 

Por su parte, la doctora Raquel Mondragón Gómez, de la Facultad de Psicología de la UNAM, en el panel “Entorno familiar. Consecuencias del consumo de sustancias entre niñas, niños y adolescentes”, expresó que, a pesar de ser una sustancia que contribuye a 3 millones de defunciones cada año a nivel mundial. Según datos estadísticos, en México, el 66% de la población adulta reportó tener historia familiar de consumo de alcohol. Esta influencia es evidente también en adolescentes, pues el 56.8% mencionó que vive con un familiar que bebe alcohol.

“Cuando hablamos de estos daños que pueden ocurrir a la familia, no podemos dejar pasar de largo un tema importante: yo mamá, yo papá puedo tener el consumo y este consumo puede tener una serie de consecuencias para mis hijos”, dijo.

 

Agregó que el consumo de bebidas alcohólicas en papás o mamás es una problemática frecuente que forma parte de la vida de muchos jóvenes, lo cual puede tener una serie de consecuencias en su salud.

Enfatizó que hay estudios que identifican que los hijos de bebedores tienen más ansiedad, depresión, problemas de conducta (TDHA, conductas disruptivas), problemas de crianza, maltrato y negligencia y más probabilidad de consumir alcohol.

Para prevenir esto, los expertos recomendaron a las familias y a la sociedad en general dejar de normalizar el consumo de bebidas alcohólicas, modelar un consumo responsable, hablar con los menores de edad sobre los efectos que tiene el consumo y sobre todo, evitar ofrecer bebidas alcohólicas a las niñas, niños y adolescentes.

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